Tal y como dijo, a las 6 en punto pasa por nosotras y nos lleva hasta Brasov, a un restaurante lujoso y caro, de esos que solamente he visto por fuera y que nos hace sentir fuera de lugar, por ser nosotras demasiado humildes. Sin embargo, él hace todo lo posible para que nosotras nos sintamos bien y que pertenecemos a un lugar como ese. Nos sentamos a la mesa y no es que yo sea muy idiota o nada civilizada, pero ver tanto cubierto en la mesa me abruma. Apenas conozco el tenedor normal, la cuchara y el cuchillo; pero estos ricos comen como con mil cubiertos. No cabe duda de que sus excentricidades, esas a las que ellos llaman elegancia, solo los hace ser raros. ¿Qué les cuesta comer solo con un tenedor, una cuchara y un cuchillo? Mentalmente pongo los ojos en blanco y resoplo, preguntándo

