No importaba realmente el color de la casa de mi esposo, no importaba el tamaño, si los jardines tenía más plantas novedosas o coloridas, si los niños con sus risas mejoraban a recobrar la vitalidad de la propiedad, porque siempre se veía triste y vacía
¿Era así como se sentía el señor Luthor?
Dicen que las casas reflejan a sus dueños y que son más que una simple fachada.
Desde que se ingresa al protón de la casa de los Luthor se puede apreciar un hermoso triángulo en el portón que es todo color n***o. Las orillas de la casa son del mismo color y un tono blanco hermoso cubre los pedazos de cemento, mientras las perillas de plata facilitan el acceso a los ventanales y las enormes puertas. La propiedad cuenta con una piscina, cuatro jardines, un invernadero, una bodega de vinos subterránea, otra al aire libre, un área para el servicio y el ala lateral derecho está ocupado por sus habitantes mientras que el ala lateral izquierdo posee las habitaciones para visitas que resultan tener un total de doce, más tres adicionales en otras áreas de la casa.
La mansión Luthor contaba con un amplio espacio para guardar autos, organizar fiestas y que una familia le habitase, pero no estaba abierta al público, siempre pasaba lo mismo; era una propiedad llena de lujos y rutinas monótonas lo único que cambiaba era el estado de sus dueños y el nombre distinto de la señora de la casa.
Eso no hacía que Adam Luthor estuviese más acompañado.
Entré a casa y todo estaba silencioso, los niños no estaban correteando ni los televisores estaban por romper los ventanales. Tomé una taza con uvas y las llevé a mi habitación para tener con qué entretenerme mientras buscaba con qué vestirme.
—¡Adam, niños! —grité al escuchar voces en la habitación de Adrian.
El mayor de los hermano abrió para mí y me tomó de la mano.
—¡Ah... La señora Luthor con un peinado vintage!
— ¿Patrick eres gay? —preguntó Adrian.
—Tengo amigas y está de moda imbécil o es lo siguiente. —los mayores comenzaron a discutir y luego los pequeños.
—Ven, primer hijo declarado gay.
—No soy Zack, no me gusta que me peinen. No voy a hacerlo.
—Dije que vinieras —gritó Adam y Patrick se sentó en la silla.
Hasta ese momento noté que todos llevaban bóxer largos lo que era perturbarte, no usaría bragas para andar en la casa, pero ellos tenían ahí dentro un imperio masculino.
Sabía que era lidiar con un cabello rebelde así que le quité el peine a Adam y le pedí que fuera por algunas cremas mientras desenredaba las puntas del cabello de Patrick.
Pasé varios minutos echando crema y cepillando.
—Puedes hacerme un moño. —Sugirió y su padre se dio media vuelta para mirarnos, completamente molesto.
—No, si ella va hacer un moño te corto el pelo.
—¿Una media raya?—pregunté.
—No, papá siempre va así.
—Es cierto... La primera vez que nos vimos iba peinado, recién bañado y perfumado, además de guapísimo. —Los chicos me miraron raro. — ¿Qué?
—Tres cosas.
—Sí, no le puedo ver las tetas o el culo.
—Jane...—Dijo Adam quien se ocupaba del cabello de Kyle.
Le pasé una prensa y un poco de laca.
Comencé a explicarles a los Luthor la importancia de su vestimenta, las chicas nos fijábamos bastante en ello, no voy a mentir y decir que no me hubiese enamorado de mi marido si no hubiese llevado traje la primera vez, pero si me pusiesen a escoger entre Adam cuando viene del viñedo o el Adam de cuando viene de la oficina tendrá que decir que es exageradamente distinto y no elegiría a ninguno por su mal humor, pero su vestimenta encantadora y sensual..., la manera en la cual la ropa se acomoda a él refleja lo distinto y versátil que puede ser me encanta.
Adam mandó a sus hijos a vestirse y me llevó a nuestra habitación, sobre la cama había una hermosa caja con un lindo moño. Me dio un beso y recordó que esta noche era nuestro aniversario, le di un beso sobre los labios y saqué de mi maleta el regalo que tenía para él.
Como él se cambiaría afuera yo me retocaría y vestiría con un hermoso vestido plateado de seda con elementos negros y un hermosos collar y aretes que le combinaban todo era perfecto.
Me miré en el espejo y me sentí complacida ante lo que se proyectaba frente en el reflejo, todo estaba perfecto, incluso, el tamaño del vestido y los tacones que pensó que me encantarían. Bajé y me encontré con mi esposo dándole ordenes al fotógrafo y a sus hijos, los niños se veían molestos y el fotógrafo incómodo.
—Se ven espantosos, peinados, sin sonrisas, y en trajes, dije: "impresionar", no mentir eso no es parte de un caballero. —todos posaron sus miradas sobre mí y les di una sonrisa.
—¿Nos unimos a la foto? —Adam extendió su mano para ayudarme a bajar los últimos escalones y besó mis nudillos, sentí un calor recorrer mis mejillas y el resto de mi cuerpo estremecer al sentir su mirada sobre la mía.
—Será un placer. —Dije.
Adam me llevó con él al medio, los niños quedaron a nuestros lados y luego formamos un "triángulo" en el cual quedamos en el fondo Adrian, Adam, yo, Patrick, la siguiente linea contenía a los gemelos y Drake y finalmente Zack.
Mi eposos no se veía convencido con la forma que habíamos elegido.
—Nos faltan hijos para que quede bien la foto.
— ¿Sí? — Pregunté.
—Sí, unas niñas lucirían perfectas detrás de Zack. —Dijo. —Seis niñas.
Todos reímos ante su ocurrencia, no podía decir tres o dos, claramente, se trataba de Adam y los números altos.
—Cuéntame más, cariño. —Bromeé.
—Amelia, Carola, Sofía, Alexa, Adamaris, Selena, Zoe, y Adria...—Se quedó en silencio y los niños a nuestros lados bajaron la mirada al igual que yo.
Por eso seguir en la casa de la esposa muerta de mi esposo, su primera esposa, su primer amor, la primera en convertirle en padre, ella era la primera y aquella mansión era el recuerdo.
—¿Una foto del señor y la señora Luthor solos? —Preguntó el fotógrafo y Adam asintió, los niños nos dieron espacio y simplemente no podía moverme.
Me sentía congelada, estaba experimentando el máximo efecto Luthor; él con su mano izquierda enlazada mi mano derecha y con su mano derecha acariciando mi mejilla con suavidad mientras su mirada hacía una súplica. Adam se inclinó un poco más y me dio un beso sobre los labios antes de pegarme más a su cuerpo.
Terminé posando para la cámara, pero mis fotografías favoritas eran aquellas en las que me veía congelada, enamorada o perdida entre aquellos enormes ojos azules porque así me sentía.
Pedí al fotógrafo que me prestara la cámara para sacar una toma del rostro de mi esposo, si sería la nueva decoración de la casa Luthor quería poder ver de cerca los ojos que más amaba, los niños le entretuvieron y le hicieron reír, le capturé sonriendo y asustado probablemente mordiéndose la lengua para no soltar un insulto a causa del flash.
Finalmente les acomodé en el jardín en orden de nacimiento, para que les sacaran una foto, y también me enfoqué en sus miradas sabía cómo provocar una pelea y lo hice eran los momentos más comunes del día.
—Una solo de papá y luego cada uno con su padre.
Adam me miró molesto y le regañé con la mirada, lo más divertido fue que no sabía cómo abrazarles.
—Ni siquiera nos llevamos bien.
—Vamos Pat, se verán bien. —Dijo Adrián y empujó a su hermano.
—Se nos va la tarde Patrick, apúrate.
Adam y su hijo sacaron una foto uno a centímetros del otro, me acerqué y los obligué a abrazarse y sonreír. Drake Patrick y Adrian se tomaron una con su padre y finalmente los niños y yo haciendo muecas raras.
Adam consiguió meternos en el auto y cuando llegamos noté que había bastante prensa esperando por la limosina, bajaron los niños primero y por último nosotros, una foto familiar y una solos, ingresamos al salón y noté los baners publicitarios que anunciaban que aquella era la fiesta de lanzamiento del nuevo vino de Adam y su nueva marca, el padre de mi esposo nos esperaba en la puerta.
—Papá, ¿Recuerdas a Jane, mi esposa?
—Señora Luthor, lamento mis palabras hirientes tengo problemas con la bebida, trabajamos con ello.
—¿Usted es el padre de mi hermana?
—No.
—¿Es el padre de Cindy?
—Sí, no es tu hermana porque Jade no es tu madre y White no es el padre de mi hija.
—¿Lo sabías, Adam?
—No hasta que lo dijo en casa, tenemos que ir a saludar.
—¡Abuelo! —Zack interrumpió y Adam me alejó de su padre.
Los dos bebimos una copa y el me pidió que dijese algo pero al ver llegar a Jade al lado del señor White, me convencí de que aquel no era nuestro problema, la mujer cruzó miradas con Allan Luthor y la sonrisa se borró de su rostro, pero la vergüenza recayó en cuanto nos miró a mí y a Adam tomados de la mano.