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1395 Words
[BENICIO] El primer amanecer en este lugar que aún siento extraño para mí. He dormido gran parte de la mañana y aún me pesan los ojos sin embargo, otra vez el hambre ha sido mi despertador y sin poder hacer nada debo levantarme, salir del piso y arrastrarme hasta el lugar que descubrí ayer por la noche, esta vez Neo va conmigo, ya que necesita despejarse y caminar un poco, el pobre perro no debe pagar por mi pereza. Esta vez primero tomo una ducha como un antídoto para que la pereza se vaya de mi cuerpo, me peino decentemente, me colocó un pantalón corto, una camiseta blanca y zapatillas que hacen juego con todo, es lo mejor que puedo hacer por ahora, no tengo muchos deseos de ser un ícono de la moda. Llamó a Neo que se encuentra echado en el balcón, parece ser que el calor lo mantiene ahí, le pongo la correa y salgo del piso. Los fuertes rayos de sol obligan a que cubra mis ojos con lentes mientras que camino por las calles. El paisaje es muy diferente al de anoche, hay gente ejercitándose, otras yendo a su trabajo, y otras cuantas simplemente van rumbo a la playa. Yo voy seguro porque ya el recorrido me es familiar, aún así, traer a Neo conmigo me obliga a pararme por momentos para que él explore todo lo que está a su alrededor. Observo detenidamente algunas imágenes de Niza mientras espero y me doy cuenta de lo que me rodea, no sólo son hermosos paisajes, calor y sol, sino también todo tipo de personas. Veo a una pareja peleando cerca de un restaurante y mientras observo trato de imaginarme la situación, suelo hacer eso cuando estoy aburrido, ellos se alejan y detrás del escaparate de lo que parece ser un lujoso restaurante, veo a una chica pasando una situación bastante incómoda, apenas empiezo a imaginarme su historia cuando Neo me da un tirón con la correa y me obliga a moverme ― ¡De acuerdo! Ya nos vamos ― le regaño y continuamos caminando. Parece ser que Neo no tiene tiempo para imaginar historias. Caminamos unos pasos más pero el patio del restaurante llama mi atención. Atravieso la calle y voy a ver el menú, me agrada y con el hambre que tengo no pienso buscar más rato. ― Bonjour ― me dice una joven de la puerta. ― Bonjour, ¿será posible que mi perro pueda entrar conmigo? ― le pregunto. Afortunadamente, el restaurante permite la entrada de mascotas y me siento en una de las mesas que se encuentran en el patio, Neo se echa a mi lado y yo le pido que se comporte, no quisiera otro escándalo y llamar la atención de todos. Ordeno lo que en este momento me apetece, carbohidratos, nada complicado y mientras espero mi comida, bebo una refrescante bebida de verano que me alivia un poco el calor que es una locura. Neo se mueve y yo me agacho un momento para acariciarlo ― tranquilo amigo, te prometo que tú también comerás un poco de lo que ordene. ― Subo la mirada y por un segundo coincido con la mirada de la chica que parecía que regañaban, en sólo cuestión de segundos ella voltea a ver al señor que está al lado y al ver que venía mi comida me olvido de todo. Apartó unos pedazos de pan para Neo y cuando termino de comer, bajo mi mirada para dárselos, cuando de pronto un cautivador perfume invade mis sentidos, levanto mi mirada de inmediato y puedo ver a la chica saliendo del restaurante. Nunca en mi vida había olido un aroma más hechizante que ese, no es un perfume de marca conocida, de eso estoy seguro, pero ese aroma ha hecho que inexplicablemente me olvide de todo. Repentinamente, un hombre se acerca y la toma del brazo, puedo notar que se siente incómoda pero segundos después sube a un lujoso auto apartándose de mi vista. Su presencia física ha desaparecido, pero su aroma se queda conmigo. «¿Quién es esa mujer?» Esa es la pregunta que queda rondando en mi cabeza. Me quedo soñando hasta que Neo se levanta y me lame la mano, creo que ya desea irse. ― Ya nos vamos ― lo acaricio ― sólo pido la cuenta ¿vale?―Y de esta manera termina mi extraña mañana. [SELENE] El escaparate de este lujoso restaurante muestra un mundo lleno de oportunidades; gente paseando, otra ejercitándose, y unas cuantas otras simplemente yendo a la playa. En cambio yo estoy sentada frente al importante empresario Abraham Zidan, que cabe destacar que también es mi padre. Le escucho ordenar nuestro almuerzo como si estuviese dándole órdenes a uno más de sus empleados y yo simplemente decido mirar hacia otro lado con tal de no volver a sentirme avergonzada por su manera tan egocéntrica de ser. Son pocos los minutos que tarda el camarero en tomar nuestra orden y retirarse para dejarme a solas nuevamente con mi padre. Su fuerte mirada color café se fija en mí con autoridad y como siempre, yo me siento igual que cuando era una niña y él me regañaba por alguna de mis travesuras. ―Mañana llegará Sayed con su familia para formalizar el compromiso. Necesito que te comportes a la altura de la situación.― Me advierte como tantas otras veces. Nuevamente esta opresión en el pecho se hace presente. Una vez más siento que me ahogo. El solo hecho de imaginarme casada con Sayed Nazif me hace sentir angustia. Sé mejor que nadie que este casamiento es una negociación más en su vida; después de todo, el padre de Sayed es socio de mi padre en los casinos. Quisiera responderle muchísimas cosas; entre ellas que no amo a Sayed y que no quiero casarme con él, pero eso sería simplemente complicarme aún más la vida. Una vez más decido guardar silencio y simplemente mirar hacia otro lado. Mi visión a través del escaparate ha cambiado esta vez. Ahora hay un hombre sentado allí afuera con su perro, un hermoso labrador color chocolate. El rostro del hombre está cubierto por la manera en la que levanta el menú del restaurante, pero repentinamente lo deja sobre la mesa para mirar a su perro y decirle algo que no logro leer en sus labios. Es un breve instante el que transcurre cuando su mirada se encuentra con la mía, pero mi padre me llama haciendo que deba romper el contacto visual con este desconocido. ― Selene, necesito en verdad que te comportes, esto no es un juego, hay muchísimas cosas en juego en este matrimonio. No quiero ningún tipo de bromas o situaciones incómodas. Ya eres una mujer, no una niña y dentro de un tiempo una esposa con todas las responsabilidades que conlleva ¿Entendido? Ya no quiero que sigas soñando e imaginando otras cosas.― Estoy tan cansada de que a cada momento me corten las alas. El no poder elegir es la pesadilla más grande de cualquier persona, y lo peor de todo es que esto no es simplemente por seguir las tradiciones de una cultura; este matrimonio concertado es producto de la ambición de dos familias para las cuales sus respectivas fortunas nunca son suficientes. ―Padre, estoy harta que a cada oportunidad que tú tengas me repitas exactamente lo mismo. Soy muy consciente de todo lo que me dices y porque me lo dices. Ya sé perfectamente que soy una más de tus inversiones, ¿de acuerdo?― le digo firme y sin poder soportarlo más quitó la servilleta de mi regazo y me levanto de la silla. ―¡¿Dónde crees que vas Selene?!― Exclama mi padre mientras me marcho. ―Se me ha quitado el apetito, almuerza tu solo mejor.― Me limito a rebatir a medida que me alejo hacia la puerta.  Tan sólo salir del restaurante y sentir esa brisa de aire puro entrando en contacto con mi piel me tranquiliza . Mi corta interacción con la libertad, antes de que el guardaespaldas de mi padre se acerque a mi y me sujete del brazo, obligándome a subirme al auto que como siempre me llevará de nuevo a la prisión donde vivo, esa es la despedida a mi momento de libertad del día. Sin embargo, por alguna razón, sólo puedo pensar en el hombre que estaba con su perro, no sé si fue la manera en que me miró tan profundamente que por un instante me olvidé de todo, hasta de como respirar. ¿Es posible sentirme así por un total desconocido? ¿Es siquiera normal?            
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