Alexander No sé en qué momento creí que era buena idea atravesarme al medio de ellas dos, lo único que pasó por mi mente en ese momento fue… nadie más que yo pueda hacerle daño a ella. Mi mano sangraba, sentía el palpitar de la mano herida. El rostro de Zoe seguía tenso y no soltaba aquel cuchillo de sus manos. —¡No voy a perder todo por tu maldita culpa! El matrimonio contigo era lo único que garantizaba esta maldita locura… pero preferiste a una zorra como ella —habló molesta. —Usted no me conoce para que me trate de esta manera —Julia habló desde atrás de mí—. Debería bajar ese cuchillo, lo está lastimando. Acaso no se da cuenta de eso, como se nota que usted en verdad no está enamorada de él y solo los busca por interés porque sin verdad lo amara no le haría daño, no lo lastim

