Julia
Sentía como mis mejillas ardían de la rabia, de la frustración. Este hombre definitivamente era lo peor que se había cruzado conmigo.
Mis manos temblaban como si tuviera parkinson. Debo admitir que no pensé mucho en las consecuencias luego de esto, en especial por Fernando. No quiero que él me llegue a odiar.
No me interesa como bien le dije vivir debajo de un puente, prefiero eso mil veces antes que tener que estar con él de esta manera. Luego de lanzarle por la cara la carta salí de la oficina, y luego de estar fuera del edificio comencé a llorar por la rabia que tenía acumulada dentro de mi ser.
Tomé mi teléfono con las manos temblorosas, necesito llamar a Fernando y contarle la verdad. Necesito llamarlo antes de que ese sujeto lo haga… antes que me difame de la peor manera,
