Serios problemas

636 Words
Alexander La mire fijamente, no niego que es una mujer hermosa, demasiado hermosa para mí gusto, se que cualquier hombre caería rendido a sus pies, desde luego menos yo, yo seré su verdugo. —¡Señorita Julia! Será tan amable de subir —dije sin quitarle la mirada de encima. Moví mi cabeza, definitivamente Fernando se equivocó al decir que Julia sería una secretaria eficiente, por lo visto aparte de bonita también es torpe. Vi como tan pronto ingreso al elevador cerró los ojos, vaya, ahora parece una pequeña niña de 5 años, en fin, creo que esté es el momento preciso. Caminé unos cuantos pasos hasta estar cerca de ella. Hay Julia, no sabes cómo me voy a divertir contigo, estiré mis manos y oprimí el botón que detenía el elevador, quiero empezar mi diversión desde ya, no puedo esperar a llegar a mi apartamento. —¿Acaso le teme a los elevadores?, por qué déjeme decirle que son más de quinientos escalones del piso uno hasta el piso 26, los cuales no creo que pueda subir todos los días —exprese con gran satisfacción. —Emm, no señor, no le temo a los elevadores —respondió, jajaja, que predecible eres Julia, por lo visto no sabes mentir “ QUE COMIENCE EL SHOW”. —Me alegra saberlo —dije, no pude evitar sonreír, es obvio que lo que siento en este momento es felicidad, la misma que estuve esperando por años, está felicidad tan grande que crece en tu pecho al saber que por fin tienes al frente a la persona que pagará por tantas lágrimas que derramaste. —¿Por qué le alegra saber que no le temo a los elevadores? —preguntó sacándome de mis pensamientos. —¡Señorita Julia, lamento decirle que estaremos juntos por un buen rato mientras vienen los señores de mantenimiento a sacarnos! —musite. —¡Que!... esto es una broma verdad, o es otra más de sus pruebas?.. —Lamentablemente no es una broma estamos encerrados, pero puede estar tranquila, máximo en una hora estaremos fuera de aquí. —Retrocedí unos pasos, y metí las manos en los bolsillos de mi pantalón. Mire de nuevo mi reloj, no puedo creer que ya quiera salir de aquí, si tan solo han pasado quince minutos. Me gire a verla y Julia no lucía nada bien. —¡Señor Alexander! —exclamó. —Sí señorita Julia —dije, sin quitarle la mirada de encima —Tengo mucho calor, creo que me voy a ahogar —expresó, la mire fijamente y sus manos se habían vuelto un verdadero desastre, se quitó el saco que tenía puesto, dejando ver el prominente escote de su vestido, Mierda, sentí como mi pequeño amigo quería despertar. Joder, joder, que hize, di dos zancadas y la tomé en mis brazos al ver que Julia caía lentamente al piso. —¡Julia!, ¡Julia por favor reacciona! —exclame, tome su cuerpo entre mis brazos y la moví. —Si… —¡Por favor Julia!, despierta. —Me incliné un poco, y para mí sorpresa ella colgó sus brazos sobre mi cuello. Moví mi cabeza repetidas veces y más al sentir su cabeza recostarse sobre mi pecho, definitivamente esto debe ser una maldita broma. Cómo pude saque mi celular, y marqué al técnico, para que abriera las puertas de una buena vez. —¡Qué sucede Gonzáles!, ya llevamos más de media hora y usted nada que abre esa maldita puerta —vocifere. —Lo siento señor Rossi, pero la clave que usted nos dió no es la correcta. No sé preocupe, estamos haciendo todo lo posible para sacarlo de ahí cuánto antes. —Muévete maldita sea. —Tire mi celular lejos, baje mi mirada y ahí estaba ella, apunto de sacarme de mis casillas.
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