Yulian
Saco una pistola de la pretina de mis pantalones. Artyom la tomó de la camioneta antes de dejarme en el hospital, y logré quitársela durante nuestra reunión en las ruinas. No creí que me sería útil tan pronto, pero la vida tiene su manera de lanzarte sorpresas.
—¿No tendrás un coche aquí, verdad? —pregunto mientras me levanto de la mesa.
—Yulian, ¿esos tipos vienen por ti? —pregunta Zara en un susurro, mirando hacia ellos.
—Tal vez —respondo, agarrándola del brazo y tirando de ella para levantarla del asiento.
No tengo tiempo para explicarle nada todavía, pero dudo que me crea cuando le diga que no hice nada malo. A la Familia Romano simplemente no le agrado. Son unos cabrones oportunistas y, por alguna razón, esta noche parezco un buen blanco.
—Rápido —le digo mientras uno de
