Zara —Tengo que hacer pis —digo, buscando cualquier excusa para romper el silencio que ha empapado el coche con una energía incómoda desde que Yulian dejó de hablar. Odio cuando está enojado. A mí también me afecta, y tardo más que él en recuperarme de las emociones negativas. Él es del tipo que se recupera rápido de todo lo que hace, sin importar lo que sea. Y eso incluye el sexo. Yulian sigue mirando hacia la carretera mientras habla. —Tomaremos un ferry en Messina hacia Villa San Giovanni. Podrás hacer una pausa en Messina antes de partir. —¿Cuánto falta para eso? —pregunto, mirando el pequeño reloj digital del coche. Ya son las nueve de la noche. —Unas tres horas —responde—. Tendremos que quedarnos a dormir y salir por la mañana. Alzo una ceja. —¿Y esperas que comparta habitac

