Capitulo 2

1626 Words
Despierto al sentir las lamidas de mi perrito Loki en la cara. No se que hora es, solo estoy segura de que ya amaneció, olvidé cerrar las jodidas cortinas y la luz se filtra por toda la habitación. Ha pasado una semana desde que llegué. Una semana entera en la que se filtra una mirada de ojos grises en mis sueños. Me incorporo en la cama, arrepintiendome al instante, ya que el dolor de cabeza me golpea como si de un bate se tratara. -Mierda - mascullo llevando mis manos a la cabeza. Tengo una cruda terrible. Anoche me fui de fiesta con mis amigos y creo que me pasé de tragos. Solo recuerdo llamar a mi padre para que me trajera a casa. Me levanto para ir al baño y hacer mis necesidades. Aprovecho de tomarme un par de ibuprofenos con agua del grifo. Busco abrir las ventanas para respirar un poco de aire puro, pero me quedo impactada con la vista que me encuentro. O sea, si crees que tener un balcón con vista al océano es bueno, imagínate aparte ver a un escultural cuerpo de Dios griego corriendo a la orilla de la playa, con nada mas que unos short puesto. -¡Oh My God! - expreso mordiendo mi labio inferior. Hasta parece sacado de una película de Guardianes de la Bahía, ¿es mi impresión o corre en cámara lenta? No lo veía desde la noche que nos presentaron. Creo que se habían ido de viaje o algo así, porque no se notaba ningún movimiento en esa casa.  Me regreso a la habitación para meterme en el armario rápidamente y salir con ropa de ejercicio. No quiero perder la oportunidad de ver esos abdominales mas de cerca. Bajo las escaleras como alma que lleva el diablo, saliendo disparada por la sala evitando a toda costa chocar con algo o alguien. Tengo que darme prisa si quiero alcanzarlo. -Sky ¿A donde vas? - grita mi padre al ver que paso de largo sin saludarlo. -¡A correr! - grito de vuelta sin detenerme. Miro que le falta poco para regresar, así que troto muy lento para que me alcance por "casualidad". -Buenos días, vecina -saluda agitado. Mi mente trastornada ya imagina que así seria mientras tenemos sexo; su voz profunda y agitada, las gotas de sudor adornando su perfecto cuerpo... -¿Viene a correr seguido? - pregunta interrumpiendo mis pecaminosos pensamientos. Sonrío con malicia. He notado que ha disminuido el ritmo para correr a mi lado, o solo quiere conversar. -Usualmente ocupo el gimnasio de la casa. Pero te he visto correr y me ha provocado - me encojo de hombros. ¿Por que mentirle? Sus abdominales me han atraído como un imán. No voy a negar que Ian también tiene un cuerpo trabajado, pero el Señor Black tiene ese aire mas maduro, sin llegar a ser anciano. Una tentación para mi hormonal cuerpesito. -¿Que edad tienes? - pregunto de golpe. Para el trote de repente y me dedica una mirada que no puedo descifrar. ¿Se ofendió? O ¿esta sorprendido? -Tengo 33 - habla mirándome a los ojos. Sonrío descaradamente. Me alegra que no sea tan viejo, aunque sinceramente con ese físico, podría decirme que tiene 50 años y aun así le tendría ganas. Continúa trotando dejándome atrás. Mira hacia atrás antes de volverlo a seguir. Ya estamos lejos de la casa, así que cualquier cosa que haga, nadie lo vería. -¿No vas a preguntar cuantos años tengo yo? - cuestiono cuando llego a su lado. Sonríe de lado - No hace falta,Sky. Se que tienes 18. -¿Como... -Jackson habla mucho sobre ti. - aclara. Es obvio. Soy la consentida de mi papi, a cualquier persona le cuenta sobre mi. Lo que si me sorprende es que lo llame por su nombre, eso no se lo permite a mucha gente. -Creo que me encuentro en desventaja  - comento. Me mira extrañado. -Sabes mi nombre, pero yo no me se el tuyo - continuo. Sonríe divertido, tiene la mirada perdida, como si estuviera recordando algo. -¿Le divierto? - pregunto para sacarlo de ese trance. Niega con la cabeza - Puedes llamarme Nelson. Me muerdo el labio. Nelson, su nombre acaricia mi lengua al pronunciarlo. ¿A caso todo lo relacionado con este hombre es perfecto? -Muy bien, Nelson ¿Que te parece una carrera hasta aquellas piedras? - señalo una montaña de piedras a unos metros de nosotros. -¿No vas a desmayarte a mitad de camino? - pregunta juguetón. -Puedo aguantar mas de lo que crees - espero que haya entendido mi doble sentido. Puedo jurar que se ha sonrojado, aunque puede ser el sol. Comenzamos a correr de verdad, mis senos rebotan a cada paso que doy, vamos a la par, uno al lado del otro. De la nada mis pies se enredan en la arena haciendome caer a bruses, llevandome a mi acompañante también. Rodamos en la arena hasta que queda encima de mi, a pocos centímetros de mis labios. No puedo quitar la vista de sus carnosos labios, nuestras respiraciones están agitadas y yo me muero por robarle un beso. Se aparta de mi con cuidado, quedandose sentado en la arena. Yo hago lo mismo, limpiando un poco de arena de mi camisa y trato de calmar mi respiración. -Lo siento, soy muy torpe. - me escuso. No me mira, solo se levanta y ayuda a levantarme tendiendome una mano. -Creo que ya es suficiente por  hoy - habla con un leve tono de molestia y se aleja sin decir adiós. Creo que la has cagado. Te felicito, Sky. Después de un rato llego a mi casa caminando, encontrandome a mi padre desayunando en la cocina junto al ama de llaves, a la que le digo Nana. Busco un vaso con agua en la nevera y me lo tomo sin parar hasta que está completamente vacío. -¿Y a que se debe eso de correr como loca por la playa? - pregunta en tono de burla. Me encojo de hombros. -Amanecí de humor para correr. -¿Pues ese humor a donde ha ido? Porque tienes una cara de pocos amigos. - alza una ceja. Me esfuerzo por sonreirle, pero tiene razón, ya mi humor se fue al caño por la estupidez que hice hace un rato. A puesto a que no volverá a hablar conmigo a solas. -Es que tengo hambre - me siento a su lado. -¿Quieres huevos con tocino? - Nana me pasa un plato lleno. No se para que pregunta, es mi desayuno favorito. -Tenemos que hablar sobre lo de anoche - dice mi padre en tono serio. Ruedo los ojos esperando el regaño, le hago señas con el tenedor para que prosiga. -Ya te he dicho un millón de veces que, si vas a tomar alcohol, no te lleves la motocicleta. - me riñe - He tenido que irla a buscar a media noche a un estacionamiento de una licoreria, que ni siquiera estaba cerca de donde te fui a buscar. ¡Juramelo! Me estaba regañando por dejar la Betsi (mi moto), aparcada quien sabe donde. Aunque pensándolo bien, no recuerdo haber ido a ninguna licoreria. Mi padre siempre me lo repite, no le molesta que beba, ya soy mayor de edad, pero que no deje la moto o el auto regados, que por supuesto no vaya sola y que cualquier cosa lo llame; asi como hice anoche, olvidé donde estaban mis amigos y lo llamé para que me trajera. -Gracias, pa, por traerla - tomo de mi vaso de jugo - Prometo no llevarla cuando salga de fiesta.  Sus labios se juntan en una línea recta. -Si pasa de nuevo te la voy a quitar - habla firme. Me ahogo con el jugo y mis ojos amenazan con salirse de mi cara de tanto que los abro. Betsi ha sido mia desde los 16 años, no puede quitarmela. -No hablas en serio - murmuro molesta. -Hablo muy enserio, Sky - dice - Un dia de estos te puede pasar algo por andarla conduciendo ebria. Eso no lo voy a permitir.  Me levanto dando un golpe a la mesa que hace que Nana se sobresalte. Quisiera gritarle un par de groserías en la cara, pero eso solo empeoraria mi situacion, así que opto por irme a mi habitación sin acabar el desayuno. Antes de que termine de subir las escaleras lo escucho volver a gritar. - Ah, te aviso que estas castigada - habla fuerte para que lo oiga. Me paro en seco ¿Que ha dicho, que? -¿Y ahora por que? - grito. -No recuerdo que anoche me pidieras permiso para salir - se para al pie de la escalera. Volteo a verlo con cara de odio ¿Me estas jodiendo? -Soy mayor de edad - mascullo molesta. Sonríe divertido. Hijo de... -Díselo a quien le importe. - suelta una pequeña risa - Yo soy tu padre y vives en mi casa. Bajo mis reglas. -Pues me vale ver... - levanta un dedo para interrumpirme. -Cuidadito con lo que dices, recuerda que aun tengo las llaves de Betsi - amenaza. Ruedo los ojos y dejo salir un suspiro resignado. No es la primera vez que pasamos por esto; una de las reglas es avisar a donde voy antes de salir. Aunque el dice que solo lo hace para protegerme, aveces logra enojarme mucho. -Esta bien. Estaré en mi cuarto - suspiro resignada y le doy la espalda para continuar mi camino. -Buena niña... Te amoo - alarga la ultima letra. Me hace sonreir, aunque no dejo que me vea.
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