Durmió como nunca lo había hecho, la cama era muy cómoda, que realmente deseaba pasar más tiempo sobre ella, pero no podía ser una perezosa en su nueva vida, ahora tiene que ser responsable y disciplinada. Sobre todo, agradecida con la bendición que tiene en su vida. —Señorita, ya despertó. —dos toques en la puerta la asustan y se termine de vestir. —Sí, ya salgo, Nana. Ella busca sus zapatillas nuevas y se peina su larga cabellera que le pedía a gritos un corte, en eso recuerda que dinero en efectivo no maneja, ya verá como decirle a Williams que le facilite dinero en efectivo para comprar cosas ella misma. Al salir nota que su Nana no está sola, el abogado está tomándose una taza de café en el comedor. —Buenos días. —saluda ella, educadamente. —Buenos días. ¿Durmió bien, señorita? —

