Es como una niña emocionada teniendo su primer viaje, aunque la realidad era esa, su vida no era emocionante, nunca había salido de paseo con su padre, quien solamente vivía trabajando para sostener los gastos. Ella agradecida con lo que tenía ponía empeño en sus estudios, sin exigir nada. Ahora su padre le estaba dando la oportunidad de vivir una vida diferente, un hombre con mucho dinero es su tutor.
—Señor, Williams, no quiero ser una molestia, pero como no conozco la capital, no sé cómo es que podré estudiar allá. —ella acomodándose el cinturón junto a Williams, quien sonreía amablemente. Mientras viajan por tierra.
—Tranquila señorita, todo está solucionado, usted lo único que tiene que hacer es demostrarle a mi jefe que tiene todo el deseo de estudiar.
—Seré la mejor alumna, le demostraré a esa persona que no desperdiciaré su ayuda.
Su emoción es tan grande que siente cosas en su estómago, se imagina muchas cosas en su cabeza, quiere ser agradecida por la oportunidad que está recibiendo. Ella no tuvo tiempo de despedirse de nadie, aunque no es que tuviera a muchos de quien despedirse, ni siquiera a su amigo le dijo adiós.
—¿A dónde me lleva? —es casi el anochecer.
—A su nuevo hogar, su benefactor le compro un apartamento, con todo, bien amueblado, ahí usted no pasará ninguna necesidad, habrá una señora cuidándola, hice el traslado para una de las mejores universidades de la capital para que termine sus estudios, estudiara a tiempo completo, todo lo que necesite ya está en su dormitorio. Recuerde que deberá pedirme lo que necesite, no vaya a tener vergüenza de hacerlo, estoy para servirla.
—¿Habla en serio? Todo esto me parece un sueño.
—Muy en serio, no tendrá necesidad de nada. Ahora usted es una joven protegida por mi jefe.
— ¿A él cuando lo conoceré? —ella sentía curiosidad, ya que ese hombre le estaba dando demasiado.
—Eso no se lo puedo decir por qué él no sabe viajar a este país, pero en cuanto hable con él le haré saber su deseo.
—Entiendo. Al menos consígame una llamada, me gustaría agradecerle personalmente, aunque sea un momento.
—Yo se lo diré, tenga la seguridad que le haré llegar su petición, además yo le mantengo informado de todo lo suyo, no crea que él no sabe nada, él sabe cada detalle de lo que hago.
—¡Comprendo! Ha de haber sido un gran amigo de mi padre para que haga todo esto por una desconocida.
—Al parecer, así es.
Ella abre los ojos al llegar a la capital, por primera vez veía las luces de la ciudad, pegaba su rostro al vidrio de la ventana para no perder detalle. Miro un enorme edificio, muy elegante, de esos que veía en la revista o la televisión.
—Llegamos. —el auto entra a un complejo de circuito cerrado, el abogado enseña un carnet que de inmediato le conceden el paso—Bienvenida, al que será su nuevo hogar, aquí usted puede hacer lo que desea.
—Es grande y precioso el sitio. — Andrea se baja del auto y mira el enorme edificio, él la guía al ascensor— ¡¡Dios santo!! —se asusta cuando el ascensor sube a gran velocidad al piso que le indicaron, Williams sonríe disimuladamente.
—Este es su piso, esta es la tarjeta de la puerta principal, cuídela, no la vaya a extraviar ni se la dé a nadie por muy amigo que presuma ser, es por su seguridad. —él le enseña abrir la puerta computarizada, al entrar un rico aroma de comida recién hecha huelen ambos.
—Por fin llegaron, me tenían con el Jesús en la boca. Bienvenidos, los esperaba con ansia, así que tú eres la preciosa princesa que voy a cuidar, pero mírate, estás tan delgada, pero has caído en muy buenas manos, yo cuidare de ese cuerpo frágil.
—Muchas gracias… —Andrea mira al abogado, quien le sonríe, se imagina que ella es la señora con la que vivirá.
—Me llamo Mary, pero me puedes llamar Nana, porque eso seré de hoy en adelante para ti. Cuidaré de ti como una madre. —eso la conmovió.
—Muchas gracias… Nana.
—Mary, muéstrale el dormitorio a la joven, ha de venir cansada, además hay mucho tiempo para platicar y que conozca su nuevo hogar.
—La comida está casi lista, vamos señorita, le mostraré su dormitorio para qué sé de un baño y se muda de ropa, yo le avisaré para que salga a comer.
—No traje ropa, es que… —voltea a ver al abogado, avergonzada.
—No se preocupe, aquí hay ropa para usted.
Ella sonríe y la sigue, se siente como si ellos la conocieran de siempre, su afecto es auténtico, lo que más le encanta que no permanecerá sola. Al entrar al dormitorio ella le muestra su ropero que está lleno de ropa y zapatos, aunque no saben si son sus medidas, a lo mejor esas cosas eran de otra chica, no dice nada, solamente sonríe, le muestra el baño bien equipado con todo lo que una mujer necesita.
—Ponte cómoda, dese un baño y se cambia para que salgas a comer. Todo lo que ve, es suyo, no se limite a usarlo.
—Muchas gracias, Nana. —Ella la abraza, necesitaba sentirse viva, sentir otro cuerpo humano, porque no quería que todo eso fuera un sueño, y ella le devuelve el gesto a la joven.
—¡Estás bien cariño! —Mary se preocupa al ver que ella la abraza fuerte.
—Sí, lo estoy. Necesita ese abrazo. No sabe cómo me he sentido de sola, este tiempo atrás.
—Estoy para lo que quieras, ahora yo soy tu familia, nunca más estarás sola.
—Gracias. —Andrea, se limpió las lágrimas y sonrió, se sentía como en casa.
En cuanto, Mary sale de la habitación, ella se tira en la suave cama, da vueltas y vueltas, disfrutando la suavidad de ella. Busca entre las hermosas ropas disponibles para ella, ropa cómoda, elige un vestido con la falda ancha y en una de las gavetas encontró la ropa interior, todo de marca, ella se queda con la boca abierta. Los que tenía en casa estaban remendados por ella misma, que vergüenza si los hubiera traído consigo.
«Estoy viviendo uno de los mejores sueños, increíble, ahora tengo ropa cara, se me va a ver bonito. Papito, gracias por tenerme siempre presente, me quería morir, pero ahora viviré por ti padre».
Ella se da la vuelta mirándose en el espejo con el vestido encima, sin ponérselo, luego se adentró al baño para darse una merecida ducha, no sabe cuánto tiempo ha pasado sin bañarse. En eso le cae el sentido que viajo en esas condiciones, deja que le caiga el agua, se pasa las manos por encima de su cuerpo, el cual está bien delgado, acaricia los huesos sobresalientes de su clavícula.
«Estoy horrible, Casi me muero, pero ahora tengo una oportunidad de ser feliz, vamos Andrea, eres la hija de papá, que nunca te abandono» Sus lágrimas se mezclan con el agua—. «Gracias, papito, haré que esto valga la pena, seré feliz, juro que voy a hacer muy feliz, cumpliré mis sueños, haré que todo valga la pena, no volveré a llorar, tú no querías eso».
Ella ha dormido como una princesa en su nuevo hogar y decidió seguir con la vida y oportunidad que su padre le ha regalado. Pensó que caía en un pozo sin fondo y vio la luz clara a través del amigo que su padre tenía en el extranjero, que al parecer lo contactó antes de morir para no dejarla desamparada.
«Estoy viva y por primera vez despierto sin estar preocupada de que voy a comer, ni de las deudas que me vienen a cobrar. Estoy en este lujoso apartamento, con todo lo que necesito, con personas amables, que se preocupan por mi bienestar, necesito echarle ganas a la vida y mejorar en mis estudios, soy muy joven aún para tirarme a morir».
La joven se encuentra en una posición favorable de la vida, con una mentalidad renovada y objetivos más claros. Además, recordará a su progenitor con alegría y amor. Sin embargo, no volverá a llorarlo más, lo que a él no le agradaría, lo único que desea es vivir por los dos. Está en la capital, es un sitio nuevo para ella. Se baña y se cambia con la ropa que le han comprado, tiene zapatos a escoger, sonríe emocionada que hasta un nudo se le forma en la garganta, al recordar que en el pasado junto a su padre deseaba este tipo de lujos, pero ahora todo eso lo tiene y le falta lo más importante que es él.
«Papá, qué difícil es dejarte ir, por más qué trato de hacerlo, siempre regreso al mismo punto de tu partida. Aquí está tu hija, no perderé mi esencia, me esforzaré y seré alguien que tú te sientas orgulloso, allá en el cielo y puedas presumir a tu querida hija».