No fue hasta que comenzó a ver terrenos baldíos y estructuras industriales a medio construir que se dio cuenta de que algo estaba definitivamente mal. El paisaje había cambiado drásticamente: los rascacielos relucientes y las avenidas perfectamente iluminadas habían sido reemplazados por calles más estrechas, edificios más bajos, y una iluminación considerablemente más escasa. Así que, al darse cuenta de que había conducido de más al fin entró en lucidez.
—¿Dónde diablos me está llevando esta cosa? —murmuró, frunciendo el ceño mientras observaba los alrededores que se volvían progresivamente más desolados.
Cuando finalmente vio las luces de una estación de gasolina en la distancia, sintió un alivio considerable mezclado con irritación por el desvío innecesario. La estación era una estruc
