—No te preocupes, cuando te sanes, encontrarás a alguien —aseguró, con aquella convicción férrea que las madres pueden invocar incluso en las circunstancias más desesperadas.
El momento íntimo fue interrumpido por el timbre de la puerta, que sonó con insistencia, el eco estridente resonando por el pequeño pero lujoso apartamento. Ambas mujeres se sobresaltaron ligeramente.
—Esa debe ser tu tía —dijo Aitana, levantándose con un suspiro y alisando instintivamente las arrugas de su vestido.
Se dirigió hacia la puerta con pasos rápidos. Al abrir, reveló a una mujer de aspecto elegante y profesional, vestida con una abaya elegante azul marino que contrastaba con su hijab color turquesa. La recién llegada no era otra que Khadija Mansour, prima de Aitana y jefa de recursos humanos de Salomón A
