—¿No es genial? Nos casaremos en cuanto cumpla los dieciocho. Es decir, enseguida.
Rachel llameaba emoción por doquier. Yo la miraba con la típica cara de: ¿os habéis fumado algo?
Después del instituto habíamos ido a mi casa para hablar del tema y que me aclarará que cojones le pasaba por la cabeza.
—Verás Gil, cuando supimos que Logan y tu os habías casado...Vincent se dio cuenta de que una vez terminado el instituto nada sería igual. ¡Nos amamos desde hace años! Yo no le quiero perder, ni él a mí.
No podía ni creerlo, así que el error que habíamos cometido Logan y yo les había abierto los ojos a cometer su propio error. ¿Y qué si se querían? Eran unos críos que se arrepentirían de sus actos.
—¿No crees que os estáis precipitando un poco?
—Giselle, nunca voy a encontrar a nadie que supere a Vincent.
Amor, odioso y asqueroso amor.
—Aún no me has preguntado quién va a ser la dama de honor...
Intercambiamos miradas y lo supe de inmediato. Por una parte me emocionaba la idea de ser su dama de honor pero mis expectativas se fueron como el viento en cuanto Rachel dijo:
—Logan será el padrino.
«¡No!»pensé maldiciendo mi mala suerte.
—Queremos que estéis presentes ambos durante la ceremonia. Mi padre parece encantado pues tiene un profundo cariño a Vincent y no reparará en gastos en cuanto al precio de la boda.
Genial, Logan y yo en primera fila en la boda de nuestros mejores amigos.
—Bueno Gil cuéntame, que tal va tú matrimonio —dijo sarcástica Rachel.
La mire con cara de pocos amigos y respondí:
—Oh va de alucine, me he casado con un idiota.
Ella se rió.
—Exagerada, deberías darle una oportunidad. Vincent le conoce muy bien y te puedo asegurar que no es tan malo como parece. Además nadie se esperaría que alguien tan ajeno al compromiso como Logan llegará a casarse.
Que Logan Weels estuviera casado parecía la mentira mas descabellada del planeta y también lo más irónico que pudiesen imaginar. Logan fardeaba de ser la atención de las chicas y el chico mas deseado. A mí me parecía un cretino con la cara bonita.
Rachel y yo nos pasamos la tarde hablando sobre los cotilleos más populares de Logan. Que sí una vez estuvo saliendo con tres tías a la vez, que sí había medio instituto enamorado de mi marido. Me daba ganas de decirles a todas aquellas chicas que perdían el tiempo con sus ilusiones hacia ese idiota. ¡Es vuestro! Yo no lo quiero.
Pedimos unas pizzas y al cabo de unos minutos sonó el timbre. Bajé las escaleras apurada y con un billete en la mano.
—Vaya que rápido —dije sonriente al abrir la puerta esperando encontrarme con el repartidor sexy que siempre me atendía.
Mi sonrisa se colapso como un eclipse solar, lunar o como demonios fuera, simplemente se fue a la mierda.
—¿Qué cojones haces en mi casa?
—Tienes que dejar de hablarle así a tu marido o te vas a quedar sola, oh no espera, ya lo estas.
Fui a cerrarle la puerta en las narices pero la interceptó con el pie.
Joder, allí estaba el maldito de Logan, con una camisa tremendamente sexy desabotonada y con ese pelo rubio oscuro desaliñado que solo podía que darle bien a él.
Giselle, compórtate, vuelve a la tierra.
—¿Qué quieres?
—Hablar.
—Giselle, tardas mucho ¿ya te has ligado al repartidor... ?
Al ver a Logan sujetado a mi puerta, se sorprendió tanto como yo.
—Vaya, tenemos visita.
—Tengo que hablar con ella a solas —anunció Logan refiriéndose a mí.
Rachel me empujó hacia la puerta, y antes de que protestará, ya me había dejado fuera de mi propia casa cerrándonos la puerta.
—Será... —me crucé de brazos esperando a que hablara.
—No te emociones, no estoy aquí por ti.
Ese comentario me hizo alzar una ceja diciendo en mi interior: no eres el centro del mundo, Logan.
—Suéltalo de una puta vez, no estoy para aguantar tus gilipolleces.
—Se les esta yendo de las manos, se van a casar ¿lo sabes no? —dijo histérico mientras se estrujaba las cejas.
«No Logan, no lo sé, mi mejor amiga se casa y no lo sé no te jode» pensé con ironía.
—¿Y cuál es el problema?
—El puto problema es que van a cometer un error como el que hemos cometido tú y yo.
Increíble, por primera vez estábamos totalmente de acuerdo.
—A mí tampoco me gusta la idea. Pero ¿qué pretendes que hagamos? Ellos se quieren a diferencia de tú y yo.
Con la mano apoyada en su costado y la otra frotándose la barbilla respondió:
—Hacerles ver que el matrimonio es algo horrible, habla con Rachel y convéncela.
Comprendí en aquellos momentos de que se trataba de algo más que me ocultaba Logan.
—Tú lo que no quieres es perder a tu mejor amigo con el que salir a ligar.
Noté que se ponía un tanto rojo. Así que había dado en el clavo.
—¿Me vas a ayudar o no?
Vacilé por unos instantes a sabiendas de que podía sacar algún provecho de la tormentosa situación.
—Saca la cartera —dije.
—¿Qué?
—Dame unos...200 Oh, no, espera, mejor unos 300.
—¡Te has vuelto loca! —bramó.
—Logan cariño, lo que es tuyo también es "Mío".
—Serás...
No pudo terminar la frase porque le pegué un rodillazo donde más le dolía a un hombre. Luego hundí mi mano en el bolsillo de su pantalón y saqué su pequeño tesoro. El cabrón iba siempre con dinero de más en la cartera. Digamos que... le saqueé. Me paré una milésima de segundo para ver una foto de cuando era pequeño escondida en la cartera. En esos tiempos era un alma inocente que, con el tiempo, se había convertido en un c*****o, qué triste.
Le metí la cartera de nuevo en el bolsillo y le dije al oído:
—Esto es un pequeño préstamo, yo me encargaré de convencer a Rachel. Ah, y no te tortures, no te he hecho tanto daño en los cojones que no tienes.
Se levantó furioso y justo cuando le cerraba la puerta en las narices oí como decía:
—Le hice un favor al cabrón de tu exnovio, sino habría seguido contigo.
Dios, como lograba sacarme de mis casillas dando en seco en mis puntos débiles.
—¿Qué ha pasado? —quiso saber Rachel.
—Saca el alcohol de la despensa, necesito desahogarme.
Me había jurado a mí misma que nada de alcohol después de la última vez. Quién sabe que podría pasar si me volvía a emborrachar. Pero esta vez lo necesitaba con todas mis ganas.
Y bebimos y bebimos hasta que conseguí que Rachel acabará odiando a Logan.
—Noou pasha nada Gil, esshcribiremos uona carta a Oliver para que te perdooune —me dijo la voz de Rachel mientras se partía de risa—. Una carta de amoour para que vuelva conchigo.
Levanté la botella de ron y dije:
—¡Y ohhtra a Logan! Una cartag de odio, así me dejahara en pasz.
Cogimos papel y boli, y al lío:
Losiento, por lo del otro diiiaa. Eresh muy importante para Mí. Igyal nos precipitamos un poco. Me gustaría que volviéramos a intentarlo siempre y cuando tu quieras darme una oportunidad. Te echo de menos.
Te quiere.
Tu Gissie.
¿Me arrepentía? No, no lo creo. Oliver y yo hacíamos buena pareja y quería recuperarle.
Y ahora la del asqueroso de Logan:
Eres lo más más más MÁS despreciable quee conosco. Ojalá te pudrieras bien hondo y no volvierassh a aparecer. ¡Ya me tienes artaa!
Te odia:
Giselle.Holaham (y no Weels).
Ale ahora solo quedaba mandarlas. Lo que no me esperaba es que lo que acababa de hacer iba a tener muy malas consecuencias.