Marco se despertó con los brazos y el cabello de Laura esparcidos sobre él. Su olor lo fascinaba, era dulce y tentador, ya había terminado la noche en la cama con otras mujeres. Hasta amanecido, pero ninguno de ellas le hizo lo que le hacía su mujer. La mayoría de ellas eran mujeres experimentadas que no tenían vergüenza detrás de cuatro paredes, incluso en la primera cita. Estas fueron relaciones que duraron 1 mes o menos. Cuando alguna de ellas intentaba traspasar los límites establecidos, les terminaba, en realidad no quería nada duradero con ellas. No era realmente una relación, era un intercambio de placer y nada más. Pero la belleza en sus brazos tenía toda su atención. Si no tenía cuidado, Laura lo convertiría en uno de esos petimetres que obedecían a las mujeres. Marco se río. De

