ERIK De todas las cosas que me imaginé, nunca pensé que recibir la ayuda de una extraña fuera una de ellas. Mucho menos una mujer casada que estaba huyendo de su marido psicópata. No sabía si la abstinencia voluntaria desde poco antes de mi divorcio me estaba afectando. — Yo, no sé qué decir. . . —Me rasqué la cabeza sin apartar la vista del camino. La vi de reojo y pude notar sus mejillas sonrojadas. No tenía pu**ta idea de lo que me estaba pasando, pero me causó ternura cuando en realidad debería molestarme. — Creo que fue muy atrevido de mi parte, perdona —. Sonrió con vergüenza—. Creo que lo mejor sería que me dejaras en algún punto de tu ciudad. No me gustaría causarte problemas con tu esposa. — Dominika —, sonreí al pronunciar su nombre—, soy papá soltero. — Oh. — Y creo qu

