—Apuesto a que estás bastante cabreado de que me haya escapado, ¿eh?— Digo con suficiencia. Desaparecer tiene algunas ventajas. Dirige la mirada hacia la entrada y veo entrar a un grupo de hadas. El príncipe Elphar se levanta, haciendo que ambos duendecillos caigan al suelo con aullidos de sorpresa. Él los ignora, sin apartar los ojos del grupo que se acerca. Intento ver por encima de la multitud, pero no consigo verlos bien hasta que llegan a los últimos escalones del estrado y se detienen, esperando al príncipe. Me quedo con la boca abierta y avanzo tambaleándome. Salto a los brazos de Evert. Y sí, lo atravieso y caigo al suelo. Mis pies atraviesan el suelo un poco, también antes de que pueda detenerme, pero ¿qué puedo decir? Estoy muy aliviada. Quiero llorar, gritar, darles un be

