—¿Adónde has ido?— pregunto, incorporándome de donde había estado dormitando sobre Evert, junto al fuego que él encendió. Después de dejar la comida, Okot se acerca a mí. —Toma, mi amada—, me dice, entregándome algo envuelto en tela. Lo pongo en mi regazo y empiezo a desenvolver la tela que lo envuelve para averiguar qué es ese objeto misterioso. Cuando lo descubro, lo único que puedo hacer es mirar fijamente. Cuando parpadeo y sigue ahí, le miro. —Ummm. Es una mano. Una mano cortada. Todavía tiene sangre. Y el hueso sobresale. Las cutículas tienen un aspecto horrible—, divago. —Me diste una mano cortada... ¿Por qué? Lo señala con orgullo. —El guardia llamado Gammon. Te golpeó con esa mano. Ahora esa mano es tuya—. Me doy cuenta y jadeo. —¿Le has cortado la mano por mí?—. canturr

