No me había dado cuenta de que Ahron desapareció el resto del día luego de traerme, hasta ahora, el momento en el que este extraño grupo compuesto de tres musculosos y enorme sujetos con cerebros de chicos de 14 años, junto con la chica rubia más hermosa que había visto en mi vida, pedían permiso a mi tío para dejarme ir a una fiesta que no quería ir. Se suponía que yo tenía 21 años y podía ir a donde quisiera sin el permiso de un tío-abuelo que nunca estuvo presente en mi vida. Sin embargo, yo no quería ir a ninguna fiesta. Estaba Helen también, por su expresión quise creer que no se sentía muy convencida de dicha propuesta. —La cuidaremos bien, tío Ahron—prosiguió Dany, la que había comenzado la conversación—. Sabes que ella no estará mejor protegida que con nosotros. Ahron observó i

