Nadie oia los gritos de ayuda de Simone

1365 Words

Carlota salió de la oficina con una sonrisa de satisfacción. Antes de irse, apagó la luz. Simone quedó sumida en la oscuridad. —¡Carlota, maldita, ábreme! Golpeó la puerta con ambas manos. —¡Déjame salir! Pero su voz se perdía en el silencio. El archivador era blindado. Nadie la escucharía. Nadie vendría a rescatarla. El pánico la invadió de golpe. Su respiración se aceleró. El aire se sentía pesado, sofocante. —Cálmate, Simone. —Se abrazó a sí misma—. No te pongas histérica. Cerró los ojos con fuerza. Pero el miedo era real. No podía ver nada, no podía respirar bien. Sentía que las paredes se cerraban sobre ella. Debía tranquilizarse. Debía sobrevivir la noche. Se deslizó hasta el suelo, apoyando la espalda en la fría pared del archivador. Se quitó los zapatos, se soltó

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