Capítulo 01

2561 Words
SAMAEL El Ángel de la Muerte Capitulo uno (2019) Época actual Eva Falls Como es habitual, he empezado mi día con pie izquierdo, la señora Morrins me ha reprendido por llegar cinco minutos tarde a mi lugar de trabajo ¿Qué son cinco minutos? nada para mí, un gran escándalo para ella. Martha Morrins es una mujer irlandesa de edad avanzada, según lo que me ha contado ella sus padres emigraron a nuestro país cuando ella aún no era concebida, al parecer su familia fueron los primeros irlandeses en poblar este lugar. A regañadientes comienzo a organizar los libros de la estantería que me corresponde el día de hoy que según mi horario laboral es romance, soy una estudiante de literatura en una de las mejores universidades de mi ciudad. Desde muy joven sabía que era lo que quería, siempre he tenido un gran amor por los libros, así que cuando la señora Morrins me propuso trabajar para ella, acepté de inmediato y como estudiante de literatura este trabajo me caía como anillo al dedo. Suspiro al terminar mis deberes en esta sección, tomo el último libro que se encuentra en la caja que utilizo para transportarlos, toco con delicadeza la primera página—El amor, más allá del amor—susurro al leer el título de esta novela. A pesar de tener casi veintidós años jamás he sabido que es el amor correspondido, ya que llevo más de cuatro años enamorada de uno de mis compañeros de la universidad, pero estoy más que segura de que eso no entra como romance. Soy una chica relativamente pequeña de estatura, mi cabello castaño con sutiles hondas es una de mis cosas favoritas en mi cuerpo, ojos cafés oscuros sin ningún tipo de peculiaridad y tez morena clara, siempre he sufrido acoso desde que tengo memoria por mi forma particular de ser tan callada y reservada. Desde siempre se me ha dificultado establecer amistades, confiar en las personas, poder abrirme a la gente y creo que por esa y muchas otras razones aún sigo soltera. Trabajo en la librería principal de mi ciudad desde hace casi un año, empleo que me ha ayudado a pagar la mitad de mi carrera universitaria, ya que no cuento con otro recurso económico por el momento. Mi vida no es para nada sencilla, a pesar de mi escasa vida, vivo en una familia totalmente religiosa donde la mayoría de cosas son vistas con malos ojos, así que ir de fiestas, drogarte o tener novio están fuera de mi lista de cosas, incluyendo la perdida de mi virginidad. Mi hermano mayor Billy, regresa el día de hoy al país, después de un largo viaje de expedición arqueológica a Sallent gallego, según mi hermano estaba emocionado porque en ese lugar fue donde se efectuó el avistamiento más grande de brujas en la historia, y siendo sincera no sé cómo algo así lo puede emocionar ir a un lugar relativamente maldito seria lo último que haría en esta vida, pero bueno amo con todo mi ser a mi hermano y si eso es lo que ama siempre lo apoyaré. Comienzo a organizar mi escritorio, cuando un sonido algo peculiar capta mi atención. Trabajar en un lugar tan gigantesco y antiguo hace que tu piel se ponga de gallina a cada instante, haciendo que tu imaginación comience a volar, ya de por si soy una persona que se asusta fácilmente, trabajar hasta altas horas de la noche en esta librería, no es de gran ayuda. —¿Quién está allí? —pregunto con voz temblorosa—Si no sale quién sea que sea, llamaré a la policía–trato de sonar valiente, pero para nada lo soy. Siento una presencia detrás de mí, mi corazón comienza a sonar desenfrenadamente, soy una chica miedosa y nadie tiene duda de eso, una electricidad recorrer mi cuerpo cuando un par de manos me toman desprevenida. —¡Ah! —grito lo más fuerte que puedo, tengo esa sensación como si mi alma estuviese abandonado mi cuerpo. Trato de luchar por mi vida, puedo ser miedosa pero no daré batalla a que los fantasmas me lleven con ellos, así que comienzo a golpear sea quien sea con fuerza. —¡Para, para, tonta! —espeta la persona que me ha pegado el susto de mi vida. Abro los ojos con cuidado, mientras doy una respiración profunda—Joder Hillary, que casi me hago del baño—llevo una mano a mi pecho. Hillary es mi mejor amiga desde que tengo memoria. A diferencia de mí, es una chica fiestera con un cuerpo para morirse de infarto, aunque mi madre me ha prohibido andar con ella más de una vez argumentando dime con quién andas y te diré quién eres, creo que es la única cosa que aún no le he concedido y estoy más que segura de que nunca lo haré. —Justin Collins, te ha invitado a la fiesta que se hará hoy en su apartamento a las afuera de la ciudad—chilla emocionada mostrándome la tarjeta de invitación. Miles de emociones invaden mi cuerpo. Justin me ha gustado por más de cuatro años seguidos, aunque Riri diga que Justin es un lindo hijo de puta, algo en mi pecho me dice que él mismo me ha mandado la invitación para una de sus fiestas y eso es un gran avance para mí. Sonrío como tonta, sé que mi cara debe ser un poema en este mismo instante, pero la decepción se apodera de mí, al recordar que mi madre no me dejará ir aunque mi vida dependiera de ello—¡Sabes que no puedo ir Hillary! —espeto con tristeza. —Pues tienes que hacer algo Eva, tienes veintidós años y no has vivido tu vida como deberías vivirla, aparte ya deberías de mudarte sola de una puta vez al campus de la universidad. No sé por qué sigues viviendo con tu madre, sabes que ella solo te ha hecho la vida tan difícil desde siempre—miro a Riri sorprendida—Además, ya me ha quedado claro que le gustas a Justin. —¿Gustarle a Jus? —bufo—¡Estás loca!, sabes que he estado colada por él por más de cuatro años y él solo tiene ojos para Kiara, aunque sabes que jamás sería capaz de decirle algo sobre mis sentimientos y aunque fuese así, su novia nunca permitiría de que me acercara a él—siento una opresión en mi estómago al recordarlo, Jus y Kiara son novios hace un par de años. Kiara es todo lo que un hombre desea, ella es sexy, atlética y viene de una buena familia. Aunque su presencia desborde putería, Jus sigue con ella. —Entonces ¿por qué te invitó?, además me ha solicitado casi con urgencia de que vayas Eva. Tienes que ir Eva, ¡Por el amor de Dios! ¿Soy la única que nota que también le gustas? —grita ofuscada. —¿Desde cuándo estas a favor de Justin? —le recuerdo que hasta hace un día lo odiaba a morir. Hilarry rueda los ojos:—Quiero que seas feliz, perra—contesta. —¿Qué sugieres que haga? —Escapar…–abro los ojos. Mal plan, Eva, mal plan. —Sabes que mi madre me vigila, a las siete de la noche es la sección bíblica y no puedo faltar, mi padre me mataría y ahora más con su liderazgo eclesiástico—mi amiga niega. —Tengo un plan, solo esta lista a las ocho y treinta, espérame en la zona montañosa donde solíamos jugar de pequeñas, dile a tu padre que te preste el coche argumentándole de que te ha venido, yo que sé y ya está—asiento a todo lo que me dice y creo que, por primera vez en mi vida, debería divertirme ¿Qué puede pasar? (***) Son las seis de la tarde y ya es hora de mi salida en la librería, tomo mis cosas lo más rápido que puedo. Quince minutos después, incluyendo el retraso del autobús que como si supiese que estoy a punto de cometer un pecado hoy, se ha demorado más que nunca y he llegado a casa justo a tiempo. Busco entre el desorden de mis cosas las llaves de mi casa, ya que mis padres siempre están haciendo algo que los ocupa la mayoría del tiempo y nunca encuentro a alguien quien me reciba. La curiosidad me gana cuando entro y todo está oscuro. Llamo a mis padres y nadie responde, escucho alguien tararear una canción y sé quién es, mi hermano ha vuelto. —¡Señor Dinosaurio! —grito abrazándolo fuertemente. —¡Chica cara de pez!, sigues enana—se burla. Mi hermano sigue siendo el mismo chico apuesto, moja bragas como se denomina él mismo. A diferencia de mí, mi hermano Billy es un chico alto de casi un metro con ochenta y cinco, cabello lacio rubio y ojos color ámbar >, lo cual lo hacen un chico totalmente apuesto y a diferencia de mí, él sí se parece a nuestros padres. —No seas cruel Billy—lo amonesto. —¿Cómo has estado? ¿Ya tienes novio? ¿Y Riri? —mi hermano siempre ha estado enamorado de mi mejor amiga Hillary, pero ella jamás le ha hecho caso, diciendo que sus reglas de hermandad le prohíben salir con él. —Bien, de hecho, hoy iré a una fiesta con ella…necesito que me cubras por favor—le suplico, trato de poner mi mejor cara de convencimiento para que Billy acepte ayudarme. Mi hermano eleva las cejas sorprendido–¡Vaya! ¡vaya!, hasta que por fin harás algo que tú misma decidas. Estoy muy orgulloso de ti, de qué por fin salgas del nido bichito raro—se ríe, mete una mano a su bolsillo trasero y saca una pequeña caja de ella—toma…—me extiende la misma, la sujeto con cuidado y abro los ojos al ver el precioso brazalete de jade. —¡Wow! —es lo único que puedo decir, estoy sin palabras. —¿Te gusta?, lo he encontrado en una de mis expediciones en Sallent Gallego, al parecer fue creado en 1637—este brazalete es lo más hermoso que me han dado en toda mi vida—Aunque he tenido que dar mucho dinero al gobierno para poder traerlo conmigo—ríe. Corro a abrazarlo—¡Es preciosismo!—Billy coloca con delicadeza el brazalete en mi mano izquierda. El contacto con el jade hace que mi piel se erice y sienta electricidad cubrir todo mi cuerpo, lo cual trato de restarle importancia. —¿Sabes que haría cualquier cosa por ti, cariño mío? —mi hermano acaricia suavemente mi rostro–¿Eres mi pequeña? —me pregunta y siento desesperación en sus palabras, asiento. —Lo soy. Después de haberle agradecido por más de media hora a mi hermano por su regalo, mi madre ha pospuesto el holy, ya que según lo que nos informó nuestro padre, mi madre Nohora Falls se siente algo indispuesta por algún malestar y estoy sorprendida, ya que es la primera vez que aplaza algo tan importante para ella. Busco mi bolso para organizar lo de la fiesta de Justin y me asombro al encontrarme dentro de este, un vestido de flores. Sonrió porque sé perfectamente que fue Hillary como siempre pensando en todo. No soy buena maquillándome, así que solamente cepillo mi cabello y salgo con cuidado sin levantar ningún tipo de sospecha. La carretera a esta hora está totalmente oscura y es sumamente peligrosa, así que trato de manejar con el mayor cuidado posible. He traído conmigo el brazalete que me ha regalado Billy, ya que hace muy buen juego con el vestido que tengo puesto de Riri. Siento una extraña sensación, mi piel se enchina haciendo que mis sentidos se pongan alerta, tengo un extraño presentimiento, como si alguien me estuviese vigilando, como si alguien me estuviese viendo fijamente. —Eva…Eva…—escucho como me susurran en mi oído derecho y freno en seco. Mi respiración está agitada y sincera la oscuridad de la noche no ayuda en nada, mi mirada se centra al frente para no entrar en pánico, comienzo a ver alrededor tratando de buscar un tipo de explicación a lo que me está sucediendo, solo veo una luz a lo lejos y mi cuerpo comienza a temblar del miedo, las calles están solicitarías y tengo ese presentimiento de nuevo; como si me estuviesen vigilando. Mis ojos se cierran de golpe, por una luz que me ha dejado prácticamente ciega y es allí cuando un estruendo fuerte en la parte trasera de mi coche hace que ruede unos cuentos metros. Algo a impactando contra mí, logrando que me salga de la carretera. Trato de abrir la puerta del piloto con desesperación, un hilo de sangre cubre mi rostro, mis manos temblorosas buscan desesperadamente abrir la puerta, pero esta se encuentra trabada. —Eva…—Vuelvo a escuchar mi nombre y me altero aún peor, las lágrimas salen con descontrol de mis ojos. Escucho de nuevo un estruendo que me deja prácticamente aturdida, tengo miedo de morir, trato de alcanzar mi teléfono para poder comunicarme a emergencias, pero de nuevo soy impactada haciendo que el teléfono caiga debajo del asiento del copiloto. Mi cabeza golpea con brusquedad contra el volante del auto y es allí que presiento que mi fin ha llegado, solo me queda esperar el fin. (***) Abro mis ojos con cuidado después de unos cuantos minutos esperando el golpe final, el cual jamás llegó. Percibo como mi mano se mueve con impetuosidad, mis ojos se fijan en el brazalete que me regalo mi hermano y un gran escozor en mi muñeca comienza a molestarme, trato de quitarme con desesperación el brazalete, pero no lo logro. Respiro un par de segundos para calmarme, pero puedo escuchar como mi corazón galopea contra mis costillas por lo que mis ojos están presenciando. Un humo n***o sale de mi brazalete, trato de zafarlo de mi mano, pero no puedo, estoy desesperada. Mis manos temblorosas tratan de abrir de nuevo la puerta de mi coche, cuando una respiración detrás de mi oreja se hace presente. Mi cuerpo se hace un ovillo cuando veo por el retrovisor el humo que al final se ha materializado—¿Quién…eres? —le pregunto con temor a la sombra que ha salido del brazalete que me ha regalado Billy. —Soy Samael, Eva—mis ojos se abren al escucharlo decir mi nombre. —¿Cómo…?—mi voz suena entre cortada, siento el aire abandonar mis pulmones cuando la sombra se materializa ahora delante de mí. Un hombre alto con cuerpo fornido de tez blanca casi pálida y cabello oscuro me mira con curiosidad. Veo como su lengua deja rastro de saliva por sus labios y por un segundo me pierdo en ellos. —Eva…eres tan bella, pero eso no te librará de pagarme el favor por haber salvado tu lindo y perfecto culo—responde con sorna. —¿Qué quieres de mí? —¡Quiero tantas cosas de ti, que me es difícil empezar! —una electricidad recorrer mi cuerpo al ver la manera tan vil como me mira.
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