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Reconstrúyeme

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Los donceles han existido desde siempre. Eran un género más en la sociedad que ha sido querido y respetado por casi todos, pero como en cualquier sociedad, existía personas que no podían soportar lo diferente y creían que era una aberración que no tenía el derecho de respirar el mismo aire que ellos y por lo tanto debía de ser exterminada.

Na Joon Ho odiaba a Yu Gian por el simple hecho de que era un doncel y él odiaba a los donceles. Odiaba tanto a los donceles que cuando se enteró que Gian era uno, junto a sus amigos lo convirtieron en el blanco para descargar la furia de su corazón, sin embargo, ¿cuánto podía cambiar las cosas la llegada de un bebé y varios sueños extraños que había comenzado a tener?

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Capítulo 1
Sus ojos se abrieron. Parpadeó un momento mientras intentaba acostumbrarse a la obscuridad. Su pecho subía y bajaba de manera irregular, mientras una sensación de nostalgia parecía empezar a formarse dentro de él, algo que le era difícil de entender, incluso inconscientemente buscó a su alrededor, como si algo no estuviera bien. Exhaló lento cuando se dio cuenta que nada estaba fuera de lugar. Se giró y miró al techo en un intento de calmar sus emociones. Sus labios temblaron mientras más lo intentaba, porque la sensación de vacío parecía hacerse más grande, como si en lugar de estar solo en su cama, tuviera que haber alguien a su lado. Paso las manos por su rostro y volvió a exhalar largo, repitiéndose que todo había sido un sueño, uno que no sabía cómo se ideó para crear tantas cosas incoherentes, porque la época de los carruajes, espadas, entre otras cosas eran del pasado, en su realidad había vehículos con motor, electricidad para alumbrar durante las noches, no candelabros, existía la tecnología, computadoras, televisores, entre otras cosas. Quiso culpar a sus clases de historia y al maldito ensayo que tenía que entregar en unos días más, que lo tuvo investigando durante días; a las películas que vio porque necesitaba documentarse y a pesar de que no eran exactas, le daban una idea visual, lo que desembocó en sueños, por no llamarlos pesadillas. Revisó la hora. No era ni siquiera la una de la mañana y ya se había despertado. Eso era algo que se había vuelto constante en la última semana. Era como un sueño interminable al que no le importaba si se despertaba, si su día era bueno o malo, en cuanto se durmiera, continuaría como una pesadilla creada para torturarlo. Hasta parecía una serie que vio años atrás, en donde el protagonista leía un libro y cuando quería saltarse los malos momentos, no podía hacerlo, él tampoco podía cambiar su sueño. Intentó encontrarle un justificativo a todo, porque casi todas las personas que aparecían en sus sueños eran personas que conocía en la actualidad, como su madre, sus amigos, incluso si ya no los veía mucho porque ellos estaban ocupados con sus horarios de jóvenes universitarios, mientras él seguía atrapado en el último año del instituto, ya que reprobó cuando decidió que quería ser un joven rebelde y problemático. En el último año junto a sus “nuevos amigos”, con los que hizo amistad porque no quería estar solo en el instituto, habían estado acosando un doncel que les pareció un blanco fácil, un joven delgado y de cabellos castaños que casi siempre estaba solo, a excepción de las pocas veces que se lo veía acompañado por los gemelos Song, que no parecían poder ocultar su enamoramiento por el doncel, incluso si ninguno parecía tener la posibilidad de ser aceptado. —¿Por qué demonios te metes en mis sueños, Yu Gian? Yu Gian, era un joven de dieciocho años, que no solo era su compañero de clases, sino también la víctima de su acoso y, hace una semana había dejado de asistir al instituto, algo a lo que no le prestaría especial atención si no hubiera estado apareciendo en sus sueños, como una manera de torturarlo por todo lo que le había hecho, porque él no creía que hubiera otra razón para que siguiera apareciendo en sus sueños. La razón por la que Gian se convirtió en su blanco, no solo se debía a que era alguien fácil de atacar, ya que no tenía a nadie con quien era realmente cercano porque acababa de cambiarse de instituto ese año, sino también porque era uno de esos chicos “especiales” como la sociedad había comenzado a llamarlos, por el hecho de que su cuerpo se desarrollaba internamente diferente a los hombres “normales”, permitiéndoles concebir. No era un descubrimiento de último momento, pero los hacían parecer como tal. Él no dejaba de pensar que eran anormales, después de todo, cada persona aceptaba cosas diferentes, por ejemplo, a pesar de que socialmente era visto como normal, todavía había gente que no aceptaba que dos personas del mismo sexo estuvieran juntas, incluso si la pareja estaba conformada por un doncel y “un hombre normal”. Se levantó de la cama y se dirigió al escritorio con intenciones de seguir con su trabajo de historia, porque no podía permitirse suspender esa cátedra y por lo tanto también el año, no obstante, no pudo mantenerse despierto más de diez minutos antes de volver a caer dormido en una posición bastante incómoda, que a cualquier persona le causaría pesadillas. La palabra amor no era algo que enseñaban en el ejército, no obstante, el amor filial fue algo que a Joon Ho se le inculcó desde niño, sin embargo, el amor de pareja para él, fue algo difícil de reconocer. Fue vergonzoso para un hombre de veintisiete, casi veintiocho años regresar a su madre para hablar del tema, más si ella le sonrió como cuando era pequeño y huía de sus obligaciones y al final era descubierto. Se sintió igual cuando le preguntó cómo podía saber si amaba a una persona, porque su madre le sonrió y le dijo un “descúbrelo por ti mismo”, que no ayudaba mucho, más si le añadió un “Gian te va a ayudar”, porque era él quién causaba que quisiera saber si lo que sentía por su esposo era amor o solo estaba acostumbrado a él debido a la convivencia. Joon Ho nunca antes se enamoró, no amó a alguien como su pareja, pero creía que lo que sentía por Gian era amor. Ese deseo de protegerlo, de verlo a cada momento, de provocar que sonriera únicamente para él y Do Jang, incluso el sentirse molesto cuando notaba que alguien miraba a su esposo como si quisiera arrebatárselo. El soldado de verdad creía que eso era amor. Si algo se había propuesto desde que el doncel decidió quedarse a su lado, eso era protegerlo tanto de los demás como de sí mismo, pero sabía que él ya no era un problema luego de que Gian dejó de rechazarlo, porque ya no se enojaba ni actuaba por impulso, lo que provocó que su esposo dejara de temerle, de querer de huir de él, ahora incluso las conversaciones eran fluidas y pasaron de ser cortas a largas, como si buscaran cualquier excusa para quedarse más tiempo cerca del otro. Por eso, cuando todos los invitados se fueron luego de la celebración del cumpleaños número dos de su hijo, y este fue llevado a su alcoba por su nueva nodriza, Joon Ho le pidió a su esposo que se quedara un poco más con él en el jardín. Esa noche la luna y las estrellas parecían más brillantes, o quizás solo era la perspectiva del soldado cuando sintió que era un momento perfecto para confesar sus sentimientos al doncel. Sus manos sudaban mientras sostuvo a Gian entre sus brazos. Su estómago se apretó por la ansiedad y sus mejillas se sentían calientes. Decir dos palabras debería de ser fácil, a pesar de que su esposo parecía ya no odiarlo, pero todavía había temor en su corazón por todo el daño que le hizo en el pasado, que aquellas palabras que quería confesar, siempre parecían quedarse atoradas en su garganta. —Te amo —dijo el soldado sin pensarlo mucho. Joon Ho no imaginó que el decir esas dos palabras podía causar que su cuerpo se relajara, ni que su esposo se giraría entre sus brazos y lo miraría con sus ojos amplios por la sorpresa, pero que también brillaban de una manera que no podía describir. Los labios de Gian se curvaron en una sonrisa que hizo que su corazón se acelerara casi igual o más que cuando estaba en una batalla. —Lo sé —respondió el doncel. Gian colocó una mano en la mejilla de su esposo y luego se inclinó más cerca de él. Sabía lo difícil que fueron esas palabras para Joon Ho, pero sentía que no las necesitaba para saber sus sentimientos, no obstante, agradecía escucharlas, saber que se esforzó por dejar que él los supiera. El soldado fue sorprendido por su esposo que dejó cortos besos sobre su mejilla hasta llegar a sus labios. Gian siempre era cuidadoso con las muestras de afecto, después de todo, ese era un momento íntimo, pero en esa noche, no pareció importarle que todavía hubiera sirvientes limpiando las cosas de la fiesta de cumpleaños de su hijo. —También te amo —habló el doncel en un tono bajo, como si quisiera que solo su esposo lo escuchara. Los brazos de Gian se apretaron alrededor del soldado y apoyó su cabeza en su hombro. Hace mucho tiempo esos sentimientos dejaron de sentirse como incorrectos, lo que le hizo suponer que había sido perdonado por amar a ese hombre que destruyó su pueblo. Cuando llegó a clases, estaba de muy mal humor. Porque después de despertar y volver a dormirse, había tenido otro de esos sueños, y el colmo de todo eso, fue que terminó despertando tarde por lo que tuvo que correr para no llegar tarde a clases, ya que su madre no iba a permitirle quedarse en casa y sus notas tampoco lo hacían. No prestó atención cuando el profesor de historia entró al salón, porque planeaba que mientras sus compañeros expusieran sus trabajos, él iba a intentar recuperar las horas de sueño, con la esperanza de no tener otra pesadilla. No obstante, su atención y la de sus compañeros fue atraída por los golpes en la puerta, que ya había sido cerrada. No fue el único que miró a su alrededor intentando saber quién era la persona valiente, o tonta, que se atrevía a llegar tarde cuando sabían perfectamente que ese profesor era un gruñón y que no le gustaba que nadie llegara después de él. La pregunta se respondió sola cuando el profesor abrió la puerta y dejó ver la delgada figura de Yu, lo que terminó de confirmarle que se trataba de un tonto, porque no solo llegó tarde, sino que tampoco entregó el trabajo de ese día, además, que casi al finalizar la clase salió corriendo del salón luego de murmurar un “profesor, necesito permiso para ir al baño”, un permiso que no le fue concedido, pero eso no le importó e igual salió del salón, como si no le importara la autoridad que el profesor representaba durante su hora. El profesor gruñó por no haber sido obedecido y parecía dispuesto a desquitar su enojo con los demás estudiantes, que fueron salvados por el timbre que anunciaba el cambio de hora. Poco le importó si el siguiente profesor llegaba, había decidido que tanto él como Gian se saltarían esa clase, por lo que se dirigió a los baños más cercanos en donde suponía que el doncel estaba. Iba a desquitar su enojo con el causante de sus pesadillas, después de todo, él tenía la culpa por meterse en sus sueños y hacer que ese día amaneciera más gruñón de lo normal. Al ingresar en el baño vio a Gian inclinado en el lavabo, estaba enjuagando su boca y parecía bastante concentrado en su acción, que no se dio cuenta de su presencia sino hasta que fue demasiado tarde, cuando se colocó detrás de él. Disfrutó ver como la mirada del doncel se llenó de temor cuando lo vio a través del espejo, que incluso provocó que sonriera lleno de satisfacción, porque no podía explicar esa sensación de placer cada vez que le veía temerle. —Joon Ho... —susurró el doncel con voz trémula. —Yu —su sonrisa se amplió —desapareciste por tanto tiempo —dio un paso más cerca —mis amigos y yo no teníamos con qué jugar. Colocó sus manos en sus hombros, definitivamente amaba como ese cuerpo temblaba de temor. No entendía la razón de que las cosas en su sueño cambiaron y empezó a querer agradarle al doncel. Quizás sus sueños no se hubieran convertido en pesadillas si lo veía sufrir en sus manos, pero era toda una novela dramática que solo de recordarla le causaba enojo. —Por favor —la mirada de Gian se llenó de súplica —no me golpees. Sus súplicas solo aumentaron su satisfacción. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Gian suplicó por no ser golpeado, que a veces hacía que no fuera tan divertido lastimarlo. —¿Me estás diciendo que hacer? —Por favor —las manos de Yu se apretaron en el borde del lavabo —¡puedes hacer de mí lo que quieras, pero no me golpees, por favor! —Pero, Yu, si lo divertido es golpearte —Joon Ho tomó el mentón de Gian e hizo que girara su rostro para mirarlo a los ojos —¿acaso tienes miedo de que dañe ese bonito rostro de doncel y después nadie quiera ser tu esposo? Había escuchado a muchas personas decir que para lo único que servían los donceles era para casarse y tener hijos, que por eso sus rostros y cuerpos eran bonitos, para tentar a los “hombres”. Joon Ho no entendía lo que hacían estudiando si su objetivo de vida solo era tener un esposo y llevar a sus hijos en su vientre. —Por favor, no… Joon Ho no le prestó atención, empujó con fuerza a Gian contra los lavabos y disfrutó tanto cuando notó que este usó sus manos para protegerse de no golpearse en absoluto, porque había pasado mucho tiempo desde que hizo algo como eso, como si estuviera resignado a morir debido a sus golpes. Ya que Yu había regresado a ser el de antes, seguramente a la salida junto con sus amigos podrían jugar con él, después de todo, los golpes volvían a ser divertidos. Gian se giró y pasó su mirada, de Joon Ho, que no parecía dispuesto a detenerse, a los cubículos y a la salida de los baños. Los dos parecían muy lejanos y su intento de huida solo iban a hacer enojar más a Na y, lo último que quería era que a la salida lo buscara junto con sus amigos. Cuando vio el puño de Joon Ho alzarse, Gian se colocó en cuclillas y se abrazó con fuerza a sus rodillas. Las palabras salieron abruptamente de su boca. —¡Estoy embarazado! Gian se preparó para sentir el golpe caer en su rostro, que parecía ser uno de los lugares favoritos de Na para golpearlo, porque como Joon Ho había dicho tan solo un momento atrás, parecía querer destrozarlo solo por ser bonito, pero eso no fue algo que le importó, si podía mantener a salvo a su bebé. Su bebé, alguien que no fue concebido de la manera más idónea para un doncel, ni para nadie, porque todavía dentro de los estereotipos, lo correcto era que se casara, que un hijo naciera dentro del matrimonio, por lo general de una pareja que se amara y estuvieran dispuestos a darle una familia al bebé. Gian sabía que nada de eso ocurriría con él, no tenía una pareja, no iba a casarse, y el padre de su bebé no hacía más que golpearlo sin razón alguna. Al alzar la mirada, el doncel se encontró con Joon Ho con su puño levantado, preparado para golpearlo, inmóvil y en su rostro había una expresión de incredulidad, lo veía como si le dijera que descubrió que había vida en Plutón. Gian nunca logró entender la razón por la que Joon Ho y sus amigos lo tomaron como su blanco luego de que se cambió de instituto. Él era un joven normal, porque ser un doncel no tenía nada de malo, sin embargo, Na y sus amigos seguía llamándolo anormal y golpeándolo como si quisieran matarlo solo por ser un doncel. —Por favor —dijo suavemente —no me lastimes, no mates a este bebé. ¡No mates a tu hijo! Si antes Joon Ho ya estaba sorprendido de escuchar que Gian estaba embarazado, en ese momento fue como si le lanzaran un balde de agua fría. Sus labios se separaron intentando decir algo, pero no pudo, mientras que todos aquellos sueños que tuvo, regresaron a su memoria, porque ahora ya no eran sueños ni pesadillas, sino su realidad. Dio varios pasos hacia atrás hasta lograr encontrarse con la pared. Su mirada todavía en el doncel que continuaba abrazándose a sus rodillas como una manera de proteger su vientre. En su cabeza no dejaba de repetirse las palabras de Gian. Su cuerpo quería reaccionar, deseaba golpear a Gian hasta que dejara de decir mentiras, porque ese bebé podía ser de cualquier otro hombre, quizás ni siquiera el doncel sabía quién era el padre y empezó a dar la responsabilidad a cualquier persona que tuviera frente a él, sin embargo, sabía que esa solo era una mentira que quería decirse, porque ese bebé podía ser su hijo, lo tenía claro luego de lo que hizo tiempo atrás. Fue un día en el que Gian lo hizo enojar porque le corrigió una pronunciación en la clase de inglés y lo hizo quedar como un tonto, porque todos sus compañeros de clase se habían reído de él y, el profesor lo regañó porque le dijo que no era posible que no pudiera pronunciar una palabra tan fácil como era “heart”. Esa no había sido una buena mañana y lo sucedido en clases solo lo hizo enojar más. Joon Ho creía que tal vez a Gian le gustaba que lo golpearan, porque si no fuera así, luego de lo que hizo no habría estado caminando solo por los pasillos después de que las clases terminaran. Joon Ho casi lo había perdonado en ese día hasta que lo vio en el pasillo. Gian parecía estar absorto en sus pensamientos como para notarlo hasta que lo tuvo al frente. Había visto su expresión cambiar a sorpresa hasta que poco a poco se volvió aterrada. Fue algo que le causó satisfacción, le gustaba saber que le tenía miedo. Ese día pareció todo estar dispuesto a su favor, porque no había nadie que los viera cuando lo haló al baño más cercano y lo golpeó. El primero golpe fue en su rostro que siempre parecía impecable, incluso a pesar de los golpes. Gian no se quejó, ni siquiera cuando su labio se partió debido a un nuevo golpe, o a las patadas en su estómago al momento en que cayó al suelo. Ni siquiera lloró en silencio como otras ocasiones y eso solo enfureció más a Joon Ho, porque quería verlo sufrir, suplicar perdón para que entendiera que no debía de meterse con él. Lo vio en el suelo. Su pómulo derecho comenzaba a ponerse morado, su labio estaba roto y de este brotaba una pequeña línea de sangre, mientras que sus brazos se aferraban a su abdomen en un intento de contener todo el dolor debido a los golpes. Verlo en esa situación, hizo que Joon Ho comenzara a preguntarse si alguna vez él y sus amigos le habrían roto algo al doncel, aunque lo dudaba, porque casi nunca faltaba a clases, a excepción de las veces que lo golpeaban hasta casi dejarlo inconsciente, que era cuando faltaba uno o dos días antes de que regresara, luciendo tan impecable como siempre, porque Gian sabía cubrir los golpes con maquillaje y Na, no creía que alguien que tuviera algún hueso roto pudiera verse tan bien como Yu lo hacía, que casi parecía una provocación para volver a ser golpeado. Que Gian no suplicara que se detuviera hizo que Joon Ho se sintiera más furioso. Lo pateó otra vez en el abdomen y luego lo tomó de su largo cabello castaño, lo alzó e inclinó sobre los lavabos y, casi fue feliz al sentir un poco de resistencia por parte del doncel, sin embargo, si comparaban sus fuerzas, la de Yu era mucho menor que la suya. Lo mantuvo sujeto con fuerza con su mejilla pegada al mármol y disfrutó de cada vez que Gian empujó las manos en el lavamanos en un intento de salir de esa posición. Joon Ho no estaba pensando claro cuando sujetó las manos del doncel en su espalda y su pecho bajó y se presionó en la espalda de Yu para mantenerlo inmóvil, mientras una de sus manos abrió el cinturón de Gian y luego siguió con su pantalón. —No, ¡no! ¡Detente! —pidió Gian. Fue una frase pequeña, pero que se sintió como un gran logro si hasta un momento atrás no había escuchado ni un sollozo, ni una palabra para suplicar que se detuviera. Los intentos de Gian por soltarse fueron más enérgicos, pero mientras más luchaba, hacía que Joon Ho quisiera llevar más al límite todo. Tenía una necesidad insana de verlo destrozado. Una necesidad que pudo haberlo asustado si hubiera estado pensando correctamente. —¿No es acaso esto lo que les gusta a los donceles? —rio sobre el oído de Gian —estoy haciéndote un regalito, Yu. Imagínate que pudiera embarazarte, después de todo, es para lo único para lo que los donceles sirven… —Detente —pidió nuevamente el doncel —Joon Ho, por favor, detente ahora… No lo hizo. Se las arregló para bajarle el pantalón y ropa interior, dejando que esta cayera a sus tobillos. Fue en ese momento en que escuchó un sollozo que pareció el incentivo de hacer que continuara, porque al fin estaba rompiendo a ese doncel. Fue difícil mantener a Gian en la misma posición mientras bajaba su propio pantalón y bóxer, pero no le costó casi nada conseguir una erección, demasiado extasiado por el mal que causaría. —No lo hagas, Joon Ho, por favor, no… —He oído —habló al oído de Gian —que a los donceles les gusta conservarse vírgenes hasta el matrimonio, ¿es eso cierto? ¿Son tan patéticos como para mantenerse castos esperando al hombre de su vida? —Joon Ho, por favor, déjame ir… —No quiero. Joon Ho quería convertirse en la peor tortura de Gian, sin embargo, a pesar de que un momento atrás el doncel estaba luchando con todas sus fuerzas para escapar, cuando finalmente entró en él, todo se detuvo, Yu dejó de luchar y se convirtió en un peso muerto que derramaba lágrimas silenciosas mientras Na no solo robaba su virginidad, sino que rompía su ser. Joon Ho no estaba seguro en qué momento eso se convirtió en perseguir su propio placer de una manera diferente de la habitual y, cuando se dio cuenta de eso, ya era demasiado tarde, había acabado dentro del doncel. Na alzó la mirada al espejo y casi no pudo reconocerse. Lo que acababa de hacer por lastimar a Gian había llegado demasiado lejos. Salió de él y retrocedió casi temblando mientras veía al doncel continuar en la misma posición, con su semen escurriendo de él y con sus manos aferrándose al borde del lavabo, que parecía ser lo único que no hacía que su cuerpo cayera al suelo. Abrió la boca y la cerró varias veces, pero no pudo decir ni hacer nada mientras el miedo comenzaba a crecer en su corazón. Joon Ho acomodó su ropa, tomó su mochila y corrió afuera de ese baño. Esa fue la primera vez que tuvo miedo de que Gian pudiera decirle a alguien lo que le había hecho, sin embargo, eso no sucedió, el doncel solo desapareció por un par de días, pero al parecer no habló con nadie, ni lo denunció frente a las autoridades y solo fue cuestión de tiempo para que los golpes regresaran. Luego de lo sucedido aquella ocasión en ese baño, Joon Ho tuvo miedo de volver a atacar a Gian solo, tenía miedo de perder el control una vez más y que las cosas se repitieran. No quería jugar con su suerte cuando la primera vez el doncel no lo denunció, pero nadie le aseguraba que no lo hiciera si sucedía una segunda vez. Joon Ho no hablaba en serio cuando le dijo a Gian que quería embarazarlo, solo deseaba humillarlo. En ese momento se sentía aterrado ante la idea de que el hijo del doncel pudiera ser suyo, porque si no recordaba mal, Gian todavía no alcanzaba la mayoría de edad, y si el bebé era suyo, podía acusarlo de abusar de él y por su edad, la ley estaba de su lado, mientras que Joon Ho ya tenía diecinueve años, era solo un año mayor, pero eso mismo hacía la diferencia, porque él ya era mayor de edad y nada podría salvarlo por mucho que intentara respaldarse diciendo que fue un acto consensuado, porque mientras Yu continuara manteniendo la palabra de que fue violado y se comprobara de que el bebé era hijo suyo, podía ir a prisión. —Ese bebé no es mío —dijo en un tono acusador —eres un doncel, pu-pudiste estar con cualquier otro hombre. Le pareció ver que la mirada de Yu se llenaba de odio por sus palabras, pero no se movió de su lugar, ni respondió nada. Aquel silencio fue peor para Joon Ho, porque sentía que Gian solo estaba repitiéndole una y otra vez que el bebé era su hijo. El silencio solo lo colocaba más nervioso y, antes de que lo pensara, ya se había movido hacia Gian y su puño cayó sobre la mejilla del doncel, como si de esa manera pudiera obtener la respuesta que quería, sin embargo, no hubo nada más que verlo caer hacia un lado. Yu no intentó levantarse del suelo, atrajo las rodillas a su pecho, en un intento de proteger su abdomen, como si estuviera resignado a que iba a ser golpeado. —Vete —gruñó Joon Ho. Los ojos llenos de temor del doncel se posaron en él, casi como si no pudiera entender lo que le acababa de ser dicho. —¡Dije que te vayas si no quieres que te golpee! Vio a Gian colocarse de pie lo más rápido que pudo y luego, como salió corriendo con pasos inestables. Joon Ho sin embargo se quedó ahí, mirando a la nada sin saber qué hacer, porque no dejaba de repetirse que él no podía ser el padre de ese bebé, que Yu mentía para que dejara de golpearlo, que incluso podría no estar embarazado. Tal vez ese doncel necesitaba una visita más severa de sus puños y los de sus amigos, para que así aprendiera a no mentir.

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