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Enamorado de mi Cuñada

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Sergio Andrés Mancini tiene una vida aparentemente feliz junto a su esposa Giselle Andrea, una exitosa abogada que lo ama y lo apoya. Sin embargo, todo cambia cuando se ven obligados a mudarse temporalmente a la casa de los padres de Giselle, donde vive Verónica, la hermana menor de esta. Verónica es una joven dulce y tímida, que sueña con encontrar el amor verdadero. Desde el primer momento, Sergio siente una fuerte atracción por ella, y decide seducirla a escondidas de su esposa. Lo que empieza como una curiosidad inocente, se convierte en una pasión arrolladora que los envuelve y los lleva a arriesgarlo todo. Pero el destino les tiene preparada una sorpresa que pondrá a prueba su amor y su lealtad. ¿Podrán Sergio y Verónica enfrentar las consecuencias de su traición? ¿O perderán todo lo que tienen por un amor imposible?

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La Familia de mi Esposa
—El inconveniente del ático es que no tiene baño, así que no puedes andar con esa mala costumbre de andar desnudo, mira que esta no es tu casa. —dice ella de manera imperativa. —No te preocupes por eso, que eso es algo que solo he hecho contigo en el departamento a sabiendas de que estamos solos. —Bueno tú sabes bien cuál es el baño, es la segunda puerta de izquierda. Así que cuando vayas al baño, ve vestido no con el paño a la cintura semidesnudo tampoco, mira que hay menores en la casa. —Ya Gise, está bien, ya entendí. —dije resignado y aburrido. A veces se pone intensa, esa manía de querer controlarlo todo apareció desde que decidimos mudarnos para acá. Sin embargo, ya me estaba acostumbrado a ella. La mudanza a la casa de los suegros la había puesto algo nerviosa. Esperaba que se calmara cuando nos mudásemos. Y mi costumbre de estar desnudo en el departamento ella me la criticó siempre. Por ahora va a estar más tranquila al no poder andar a mis anchas. Ella no quería que nos mudáramos para allá, pero no nos quedaba más opción. Mientras durara la construcción de nuestra casa, no podíamos seguir pagando el alquiler del departamento donde vivíamos. Tenía tres años de casado con Giselle Andrea a quien todos llamaban Gise y quien fuera mi novia por dos años, ella tenía para ese entonces 24 años y yo 30 y la verdad nos iba muy bien, la única tacha que tenía fue una aventura que ella me había descubierto una vez de novios y que puso en peligro nuestro futuro matrimonio, entonces cada vez que se molestaba me lo sacaba en cara, como cosa típica de las mujeres, desde entonces me he portado bien, y nos iba muy bien. Me llamo Sergio Andrés Mancini, y para mediados del 2001 habíamos decidido invertir en la construcción de una casa en una zona exclusiva de la ciudad una de las mejores, dejándonos con pocas posibilidades de pagar el elevado alquiler que veníamos pagando en un lujoso departamento, la construcción se iba a tomar por lo menos un año y que además se iba a llevar gran parte una pequeña herencia que yo había recibido de una tía muy querida que había fallecido hace poco tiempo y fue quien me terminó de criar. Entonces el suegro nos propuso muy cordialmente que nos mudáramos a su casa mientras terminaban la nuestra y así ahorrábamos en el alquiler. Sin más remedio, Gise aceptó después de haberse negado a las primeras propuestas de su padre. Una vez mudados, el suegro ni siquiera nos permitió que ayudáramos en los gastos de la casa, ni la comida; no había por qué hacerlo, él tenía mucho dinero, y tener a la luz de sus ojos cerca era maravilloso para él. El suegro había ofrecido regalarle una casa a Gise cuando nos casamos, pero ella siempre fue orgullosa y no daba nada por sentado, ella quería lograr lo que se proponía y lo hacía. Tampoco aceptó un puesto importante en la empresa de su padre, según ella quería crecer sola y quizás más adelante con más experiencia hacerse valer en la empresa, a fin de cuentas, era una de las herederas. La casa del suegro no es una mansión, pero es una casa grande, tiene 7 habitaciones que son: La principal, 4 en uso, 1 de huéspedes y 1 de servicio, de esas solo 5 habitaciones tienen baño, un ático inmenso, un estudio, una sala que parece un salón, comedor para 14 personas, sala de juegos lo bastante grande donde hay una mesa de pool y pantalla gigante para ver los partidos y películas, butacas y por supuesto no podía faltar el bar bien equipado, un gran terreno jardín con grandes árboles que dan buena sombra y una hermosa y gran piscina, una área de parrilla, un garaje para 6 autos y un cuarto de herramientas equipado para hacer casi de todo y donde yo me entretenía mucho en mis ratos libres. Nos dieron el espacio más grande de la casa: El ático, Gise no quiso que usáramos su habitación que aún estaba decorada de cuando era adolescente, también estaba disponible la habitación de huéspedes, pero el mismo suegro nos recomendó el ático, por que era un espacio mayor y podíamos tener toda la privacidad posible para hacer vida de pareja, en una área que tuviera la mayoría de las comodidades que necesitábamos, incluso recibir visitas en un ambiente más intimo. Claro tiene sus detalles tales como, que hay partes donde el techo es más bajo por la inclinación de aguas del mismo y no se puede andar sin estar agachado, pero en fin es la más grande, ocupa casi media casa, un notable inconveniente es que no tiene baño. Pero sí teníamos casi todas las demás comodidades de una habitación, una buena cama tamaño queen, una nevera, un gran tv, un juego de muebles, un juego de mesas, una butaca reclinable, solo faltaba la cocina y el baño y hubiera sido el departamento perfecto. Estaba recientemente acondicionada para nosotros. En la casa al subir hacia las habitaciones, hay dos pasillos uno pequeño hacia la derecha que conduce a la habitación principal y uno largo hacia la izquierda donde hay 7 puertas, 3 de cada lado y al final del pasillo de habitaciones hay una puerta que es la del ático, apenas abrirla están las escaleras que suben al ático y que a mitad de camino hace un cruce a la izquierda, A cada lado de la puerta del ático están las puerta de los más pequeños de la casa, Guillermo al que todos llaman Guille y tiene 13 años y Verónica a la que todos llaman Vero que tiene 18 años recién cumplidos. El baño más cerca es el que está al lado de la habitación de Vero. Tanto la de ella como la de Guille no tienen baño y usan el baño del pasillo. Déjenme describirles a mi familia política, mi suegro se llama Guillermo Benjamín Arevalo es un hombre bonachón y grueso, pero buen mozo, en sus tiempo fue todo un galán, tenía en ese entonces 60 años y aunque no los aparentaba, es una persona muy calmada, nunca está apurado y no se enoja por nada, es una persona muy alegre, nada pareciera quitarle su paz, de muy buen humor y siempre gastando bromas a los demás, él y yo somos muy parecidos en ese sentido, no me extraña que Gise viera en mí algo de su padre. Todo gira en torno a él en las reuniones familiares y le gusta ver a toda la familia reunida, por eso siempre hay movimientos los fines de semana, si no es en la casa, es paseando a la playa o en el yate de la familia. Su esposa, mi suegra se llama Zaira Andrea Cárdenas de Arévalo, una señora de origen español de 50 años muy bien conservada, de cuerpo atlético, de piel muy blanca, de cara muy hermosa que indicaba había sido una diosa en su juventud, con fuertes líneas de expresión sin ser arrugas de vieja, con una que otra cirugías en su haber y una operación de senos que le queda de un espectáculo, además del cuidado que le da a su cuerpo atlético con las visitas diarias al gym, es una señora de fuerte carácter y don de mando, lleva las riendas de la casa, sus ordenes no se cuestionan, ni el mismo suegro lo hace y es una mujer muy moderna, elegante pero de trato sencillo, no es la típica mujer estirada de esas que te miran por el rabillo del ojo. Gise, mi esposa es la hija mayor de 24 años, es hermosa, tiene el cabello castaño claro, ojos marrones claros, excelente cuerpo, senos operados, cintura pequeña y buenas caderas, con un trasero prominente heredado de su madre. Su cuerpo es curvilíneo. Es de fuerte carácter, algo celosa para no decir muy, es maniática del orden y la limpieza y todo lo cuestiona. Ella tiene una personalidad avasallante y siempre lleva la voz cantante en reuniones, llama mucho la atención por donde pasa, aunque realmente detesta ser el centro de atención y es orgullosa. Ella tiene tres hermanos más, dos hembras; una de 20 llamada Camila Andrea a la que todos le dicen Cami, ella es de piel muy blanca como su madre y el cabello muy n***o, tiene una cara muy fina y es preciosa, tanto o más que Gise, es la que está más buena físicamente, ella vive y muere en un gym, tiene un cuerpo de escultura de diosa griega, es de cuerpo atlético y trabajado, musculosa, y estaba algo definida, con el mínimo de grasa en su cuerpo. Ha participado en varios maratones y competencias aeróbicas. Ella es de carácter arisco, pareciera estar de mal humor siempre, y hasta antipática podría decirse, al menos conmigo siempre lo ha sido, es muy poco el trato que he tenido con ella. Vero es la última hembra y tiene 18 años cumplidos hace unas pocas semanas, es una rubia hermosísima, es algo tímida de entrada, pero cuando agarra confianza se desenvuelve más y es muy despierta. Vero es delgada tiene el cuerpo estilizado como una modelo europea de pasarela, pero a su vez es tonificado y firme, con un trasero bien respingón y redondo que es simplemente perfecto, protagonista de muchas fantasías, yo no perdía oportunidad de verlo siempre, ya fuera en la playa o piscina desde hace un tiempito. Se notaba de senos pequeños, pero era muy bella, quizás la más bellas de las tres, unos ojos claros entre verde y grises como los de don Guillermo, unas pecas en su pecho, hombros y mejillas y una fina pelusa en la mayor parte de su cuerpo que la hace ver muy delicada. Mediría si no me equivoco 1.68 Mts, no iba a ser alta, tampoco tan pequeña, pero en fin era una combinación muy hermosa. Con ella siempre me la llevé muy bien, quizás porque nos conocimos cuando empecé a salir con Gise, nuestro trato era muy cariñoso, ella siempre decía que yo era su cuñado favorito, y yo bromeaba con ella respondiendo que afortunado me sentía de tal honor entre tantos cuñados al ser el único, la he visto crecer desde que tiene 13 años prácticamente. No así con Cami, quien me veía como un intruso en la familia, también a veces con cara de desagrado quizás por lo robusto que era, porque feo no soy, tengo mi atractivo a pesar de ser de contextura gruesa, vamos que tenía apenas uno kilos de más soy de contextura fuerte, pero no llegaba al grado mínimo de obesidad, pero lo era para ella demasiado al ser tan atlética, también decía que yo era un payaso, dándomelas de chistoso y no se explicaba qué me había visto su hermana, sin duda no lo había visto aún. Cami no vivía en esos momentos en la casa, estaba estudiando en la capital y no regresaría por lo menos en casi dos meses cuando dieran las vacaciones de verano. El último, es el único varón y se llama Guillermo Andrés igual que su padre y tenía 13 años y al que todos llaman Guille. Adicto a los videos juegos, tiene un Nintendo y un Playstation, y en eso se entretiene todo el día cuando estaba en casa. El primer y segundo mes en la casa todo fue normal, en la mañana todos iban trabajar y Vero al liceo y ya estaba por graduarse, Guillermo a la escuela, quedaban en la casa solo las mujeres de servicio que eran tres, una para la limpieza, una para la cocina y otra que se dividía en ambas funciones y que trabajaban en la casa hasta las 6 de la tarde, al medio día casi todos iban comer y llegaban Vero y Guille de clases, ellos después se quedaban solos en la tarde, mientras que mi suegra se la pasaba de visitas, tiendas y/o cafés con sus amigas y una que otra reunión de caridad con las conocidas Damas Salesianas de la región. La mayoría de las veces yo no iba almorzar, ya que en la oficina se trabajaba corrido hasta las 3 y media o 4 de la tarde, y todos llegan normalmente después de las 6 inclusive mi esposa a quien algunas veces pasaba buscando y llegábamos juntos a casa. A mediados de julio llegaron las vacaciones escolares, con ella la fiesta de graduación de Vero a la semana siguiente, era semana de actos en su colegio, misas y otras actividades de fin de curso. El regalo de fin de curso sería un paseo para toda la familia a mediados de septiembre por el caribe en el yate que tenía don Guillermo, viajes que a todos le encantaban. Una vez al año se hacían viajes largos de al menos dos semanas por todo el caribe y un poco más allá. Y varios viajes cortos de hasta una semana máximo, algunas veces al año. Y pensé que podría tomarme unas vacaciones también, yo tenía un buen tiempo sin tomar vacaciones y siendo de un cargo de supervisión en la empresa familiar donde trabajaba, pensé en tomar un permiso holgado para supervisar mejor la construcción de la casa y descansar. Como la casa del suegro es muy cómoda, fresca por los aires acondicionados, provoca estar allí todo el día, así que tomé un periodo de dos meses de descanso a partir de mediados de julio, después de la fiesta de graduación de Vero, hasta mediados de septiembre y mi esposa tomaría las de ella a partir de septiembre y así saldríamos juntos en el viaje familiar y luego nosotros solos. A los dos días de yo estar de vacaciones me había quedado despierto hasta tarde viendo tv y me levanté como a las 10 todo adormilado y me fui al baño, estaba en short y sin franela aprovechando que Gise no estaba en casa y una toalla al cuello, bajé descalzo las escaleras, salí al pasillo y me dirigí al baño, la puerta estaba entreabierta y cuando la iba abrir más para entrar, estaba Vero desnuda entrando en la ducha, yo me quedé petrificado, más despierto imposible me quedé mirando como ese delicado cuerpo se veía mejor desnudo, de sus senos pequeños despuntaban par de pezones pequeñitos muy rosados y unas nalgas bien redondas como par de balones, cubiertas por una fina vellosidad, eran la perfección hecha nalgas. Las puertas de la ducha son de vidrio polarizado, así que cuando cerró la puerta de la ducha me retiré de la puerta del baño, porque ella me podía ver desde adentro de la ducha, pero yo no a ella. Cuando me di vuelta para irme a mi cuarto noté que algo en mí crecía muy rápidamente, así que entré y cerré la puerta del ático y me senté en las escaleras a esperar a que ella saliera, mientras acariciaba mi erección por encima del short suavemente y pensando en ese cuerpo, mi mente iba a mil por hora y no tuve muy claro qué, pero tenía que actuar y rápido para no dejar perder esa oportunidad. Me paré con la gran carpa a plenitud en el short, salí con cuidado y dejé la toalla en la escalera del ático, me asomé a las escaleras de abajo y todo estaba bien, las mujeres abajo limpiando y cocinando, regresé sobre mis pasos y me paré a un lado de la puerta del baño, esperé a que ella apagara la regadera para enjabonarse y lavarse el cabello, cuando lo hizo esperé un momento y haciéndome el amodorrado con los ojos semi-abiertos y con mi gran carpa en el short, entré al baño. Abrí la puerta y la cerré a mis espaldas, ella no dijo nada y eso me tomó un poco desprevenido, pensé que ella iba a pegar un grito y yo me iba a salir, claro mostrando todo mi esplendor. Me paré frente al lavamanos y el espejo organizando rápidamente las ideas, bostecé y me estiré mucho doblando mi cuerpo hacia atrás haciendo notar la gran protuberancia, inclusive metí mis manos en el short y lo saqué por un momento y dije en voz baja suficiente para que ella lo escuchara —¿Tú nunca dejas de estar parado?— lo metí de nuevo y me propuse a lavarme la cara y afeitarme, en el piso estaba la bata de ella que miré disimuladamente a través del espejo, pero yo hice que nunca la vi, detrás de la regadera no se oía nada, realmente me distraje mientras me afeitaba y mi muchacho empezó a relajar, así que aproveché y me acerqué a la retrete al lado de la regadera y parándome dándole el frente a las puertas de vidrio templado donde pudiera estar ella. Me saqué el m*****o y me puse a orinar largo y tendido. El hecho de saber que ella estaba detrás de la puerta de la ducha, mirándome más de cerca, me excitó, y mi sexo nuevamente empezó a reaccionar, así que tuve que hacer presión para terminar rápido, antes de que me tuviera que doblar mi cuerpo para apuntar hacia abajo, nuevamente dije —Pero tú no descansas vale, deja que llegue Gise al mediodía para que se encargue de ti— Lo sacudí un poco tipo paja para escurrirlo bien haciendo que se pusiera en su máxima expresión, por mi mente pasó la loca idea de masturbarme allí mismo, pero me pareció ya una locura y deseché la idea, entonces hice ademán de bajarme el short por completo y entonces dije —¡coño! Dejé la toalla— Me subí de nuevo el short y salí del baño, entrecerré la puerta del ático y esperé un momento, escuché cuando ella cerró la puerta del baño con seguro y se metió a terminar de bañarse, salí y me paré con la toalla al cuello al lado de la puerta, me apoyé en el hombro y esperé. Pensando en su desnudez y e imaginándome la escena de ella mirándome en la ducha, la erección que no bajó nunca, esperé mucho rato y la verdad me estaba quedado dormido fantaseando con ese cuerpo juvenil y prohibido, apoyado en el hombro izquierdo con la pared, que no me di cuenta cuando terminó de bañarse. Al rato ella abrió la puerta del baño y salió casi corriendo, chocó de frente conmigo y con mi erección que le llegaba justo debajo del ombligo, y pegando su cara de mi hombro, la verdad me llevé menudo susto, y ella pegó un grito que se escuchó en toda la casa, estaba toda agitada, aún toda mojada mal secada y se le cayó la toalla, yo la miro a la cara, ella baja la mirada algo roja de la pena y muy rápido se agacha a recoger su toalla y cuando sube la mirada y se consigue con el bulto en el short frente a su rostro y se sobresalta, rápidamente se endereza envolviéndose nerviosamente en la toalla, sube de nuevo la mirada y con más pena aún, ya roja como un tomate, me pide disculpas y veloz me pasa por un lado y se mete en su habitación, con una sonrisa en mis labios entré al baño, cerré la puerta y me recosté de ella, todo había ocurrido en fracciones de segundo y recree en mi mente lo que acababa de ver, sus senos pecosos eran sutilmente hermosos perfectamente redondeados, apenas abultados y firmes, sus rosados y virginales pezones estaban erectos, por ende más pequeños y puntiagudos. De inmediato escuché pasos en el pasillo, era una de las mujeres de servicio que venía a ver qué pasaba, le tocó la puerta a Vero y escuché cuando esta le decía que había tropezado conmigo y que se había asustado, pero nada había pasado y eso fue todo por el momento. Ese fue el momento que daría inicio a una serie de apasionados eventos, que se iban a desatar en cada rincón de esa casa.

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