Epígrafe
Epígrafe.
¿Cómo soy?: físicamente.
No tengo cuerpo de modelo, pero sí uno saludable, mi cabello es castaño, ondulado, aunque a veces, al secarse se vuelve rebelde, mi estatura es... Es una vergüenza decirlo, pero ya que, 1.60 (y sí, me costó burlas en la escuela, pero esa es otra historia), piel blanca y ojos café claro, 23 años de edad.
En lo profesional:
Me esfuerzo lo más que puedo, siempre doy lo mejor de mí y trato de no cometer errores, claro, eso no aplica si un retrógrado intenta propasarse. Me gusta ser independiente y demostrar a los demás que cuando se quiere se puede.
En lo moral:
Que no me busquen, porque me encuentran y ahí sí, adiós, paz y tranquilidad.
¿Y en el amor?... Mejor dejémoslo hasta ahí.
Esa soy yo... Una persona con miedos, inseguridades, con una terquedad a tope, pero leal, llena de alegrías como de tristezas.
Sí, todo equilibrado.
Hasta que por pura coincidencia, llegó él, a mandar a volar mi equilibrio, y yo simplemente creo que fue la mejor coincidencia de mi vida.
Era un desastre, lo debí admitir desde el principio. No por el nivel social, porque yo no estaba tan lejos de su estatus económico. Tampoco era su forma de exasperarme lo que hizo que todo aquello fuera irremediablemente único. Fue quizá la falta de empatía entre nosotros lo que nos hizo ser un caos cuando estábamos juntos.
Un día éramos los mejores amantes y al otro, un nuevo secreto más que nos distanciaba con creces. ¿Entienden eso? Era avanzar un paso y retroceder mil. Aún así, no me puedo quejar de nuestro infructuoso matrimonio. Él era lo que creía querer, más no lo que en realidad necesitaba en mi vida. Era como una adicción que quería alimentar. Sin embargo, a pesar de que quizá si llegó a haber amor... Simplemente no podíamos estar juntos porque nos hacíamos daño.
¿Que haces cuando amas a alguien, pero estar a su lado los lastima a ambos? ¿Luchas por esa persona a sabiendas de que se pueden terminar por destruir?¿Te quedas y soportas que uno se canse primero? ¿O por simple sentido común y por más que duela, lo dejas ir, esperando que encuentre esa felicidad que era más que obvio que no era contigo?.
Aprender a soltar nunca ha sido fácil, y ni de coña ha Sido de lo más bonito.
Sin embargo, justo cuando ya me estaba dando por vencida, sintiéndome totalmente rota... Él apareció. La única persona a la que yo tenía prohibido acercarme. La única persona a la que tenía prohibida por varios motivos, amar... Y así, sin ser consciente de como o porqué, al final de mi cruzada lo encontré y decidí amarlo. Amarlo con la misma fuerza, la misma intensidad y la misma energía que ya había amado antes. Quizá todavía más.
No tenía qué hacerlo, pero ya no me importaba en absoluto.
Finalmente y después de muchas angustias... Había encontrado a mi doctor corazón.