D I E Z

1568 Words
—¿No me digas que estabas llorando en plena calle? —se burló, mientras miró fijamente mi rostro para asegurarse de que lo que dijo fuera certero. —Déjame en paz, vete. —Soy yo, ¿o ibas a entrar al bosque? —interrogó con el entrecejo fruncido, esquivando mis palabras. —No, me dirigía a mi casa —sonreí de boca cerrada, mientras inconscientemente jugué con mis dedos. —Ah... te acompaño entonces —informó e inmediatamente se posicionó a mi lado. Mordí mi labio inferior con fuerza y le dediqué una mirada que sin quererlo reflejaba mi incomodidad. —No es necesario, puedo ir sola —le di una vaga excusa, la cual sabía muy bien que no funcionaría, ya que Ran solía ser muy observador y persistente y esto siempre conlleva a que la verdad que intentaba ocultar saliera a la luz más rápido de lo que canta un gallo. Una mirada acusadora fue bien recibida, mientras se propuso a escanear mi figura de pies a cabeza para finalmente detenerse en mis ojos. —No me crees, eso me queda claro pero realmente no sé porque no, si estoy siendo honesta. —No te hagas la santa, sabes bien que mientes y muy descaradamente mal. Ahora dime, ¿a dónde vas que yo no puedo saberlo? —preguntó, alzando una de sus cejas. —Justo como dices no puedes saber y si te dijera no tendría sentido todas mis malas mentiras. —Entonces, efectivamente me estás ocultando algo y ahora ni siquiera haces el intento de esconderlo —me encogí de hombros frente a sus palabras. —Dicen que en la vida todos tenemos un amor inolvidable, un sueño inalcanzable y un secreto inconfesable. Y este concluyentemente es el mío. Ahora si me disculpas, adiós —dije pasándole por el lado con rapidez, dando por finalizada nuestra charla. —Ahora sí no me lo creo, cortando de raíz el tema y siendo poeta, excelente. —¡Aprendí del mejor!, ¡solo lo de cortar el tema no lo del poeta, eso lo aprendí de Google, además, ¡lo de poeta no te queda! —grité, mientras le eché un último y breve vistazo por encima de mi hombro. Ran se quedó observándome con una amplia sonrisa y se mantuvo quieto en el lugar en que lo deje, mirándome desde la lejanía con demasiada atención, una que no necesitaba y ese fue el impulso que necesite para caminar con más prisa. ... —Ahora podré ir a ver a Amaru sin interrupciones —caminé con más animo al dar por hecho que había logrado mi cometido, luego de tan larga caminata—. Subir ese terrible camino curvado valió la pena al final. Todo en este lugar conecta con todo y fue gracias a eso que pude volver a la entrada del bosque, dándole tiempo a Ran para irse sin que sus energizantes preguntas me atrasen y aturdan mi paciencia. —Sabía que eras distraída, pero no tanto al punto de no darte cuenta de que estoy aquí —di un respingo en mi lugar y detuve mi andar abruptamente; observé atónita a la persona portadora de aquella voz, la cual se encontraba a unos cuantos pasos adelante. Justo en donde lo había dejado—, y para que te enteres, no es que te estuviera siguiendo o algo. Acordé encontrarme aquí con alguien y parece que va a tardar, como siempre. —¿A quién esperas? —pregunté sin verdadero interés, ya que sabía lo que se aproximaba y mi objetivo era evitar a toda costa el tema. —Así que, el gran secreto es que ibas a ver a Amaru —sin siquiera percatarme mi cuerpo se irguió a su voluntad al escuchar su nombre. —Eso no viene al caso, te hice una pregunta. Ran medio sonrió por mi patético intento de no hablar sobre eso y entrecerró los ojos para después decir: —Mmm, lo que no comprendo es porque no querías decirme... —dio unos cuantos pasos más para quedar frente a mí y yo tragué grueso—, ¿es que acaso iban a hacer algo indebido? Una sonrisa pícara torció sus labios y fue inevitable, mis pensamientos viajaron a esos momentos íntimos entre Amaru y yo y una punzada azotó mi pecho. Giré mi rostro hacia el costado, sintiendo mis mejillas ardiendo. —¿Por qué me pasa esto ahora? —susurré para mí misma. Realmente soy una pervertida, mi cuerpo reacciona de dicha forma por recuerdos ligeros y la simple mención de su nombre, cuando lo que debería estar abarcando mis pensamientos es si él se encuentra bien. Me aclaró la garganta incomoda en el momento en que Ran suelta una fuerte carcajada. Sus manos se cierran en mis hombros y una suave sacudida se me otorga, mientras mi boca se arruga en un mohín. —Quien te viera, pequeña. —¿Qué estás diciendo? —hablé haciéndome la ofendida, quité sus manos y le miré con fijeza, aún estando consciente de mi tenue sonrojo—, soy un pan de Dios. —¿Segura? —preguntó, mientras río por lo bajo. —Sí —afirme sin titubear. —¿Cien por ciento? Una de sus manos se posicionó en mi quijada y la alzó para que nuestros ojos se conectaran y de esta forma haya menos posibilidades de una mentira de mi parte, apreté mis labios en una línea conteniendo mis ganas de reír. Tener su rostro tan cerca del mío con esa mirada seria que no iba con él en absoluto y mucho menos con nuestra situación actual, me causa mucha gracia, sin poder contenerme más empecé a reír estrepitosamente. —Perdón, perdón. Es que esa cara tan seria que tienes ahora, como que no te queda —aclaré viendo sus labios fruncidos. Ran me dedicó una mirada severa, la cual luego de un tiempo cambió a una divertida y suave. —Verás lo que si te va a ti —dicho esto, estampó a manos abiertas y de manera no tan dócil sus palmas en mi mejillas. Apretándomelas y haciéndome hacer caras raras. —Estúpido, déjame ya —exigí. Coloqué mis manos encima de las de él e intenté alejarlo, pero me fue imposible por la clara diferencia de fuerza entre ambos. —Mira esa cara tuya, te dije que esto se vería bien en... —Ran se vio interrumpido cuando alguien tomó mi mano y jaló de mí con fuerza, provocando con este acto la ruptura total de la cercanía que mantenía con mi amigo. Mi espalda chocó bruscamente con una contextura delgada y contuve mi respiración al ver la mano blanquecina y un tanto pálida de la persona que ejercía el agarre en mí. Negué mentalmente y descarte por completo la idea de que fuera Amaru, ya que este nunca haría semejante acción y menos con una persona que apenas y ha pasado dos palabras. Amaru suele ser muy reservado, cuando se trata de desconocidos. A pesar de que Ran no se le podría llamar un extraño y él lo sabe perfectamente. —Llegó por quien llorabas —indicó Ran con la voz ronca y en su rostro una expresión de desconcierto y asombro. Con esa afirmación de parte de Ran no me quedó duda y lo tuve más claro al alzar mi rostro para encontrarme con el suyo mirando con total desagrado a Ran. Amaru tenía la frente plegada y la mandíbula apretada y fue automático, mi mano se fue directo hacia ese lugar, posicionándose allí y dejando rastros de toques delicados en aquella zona. —Amaru... —deje salir su nombre entre un suspiro al notar que mi toque no fue suficiente para llamar su atención, mis labios se entreabrieron en el momento en que su mirada se posó en mí. En ese preciso momento él chico que me sostenía situó su mano encima de la mía y la bajo para continuamente entrelazadas. Sin darle una última mirada a la persona frente a nosotros, me llevó con él, miré sobre mis hombros como Ran aún se encontraba aturdido por lo ocurrido, pero cuando entró en sí hizo el amagué de ir tras nosotros, lo cual detuve haciéndole señas de que todo estaba bien. Volví mi vista al frente una vez hecho esto y observé nuestras manos unidas. Amaru nos hizo paso hacia el interior del bosque por un camino desconocido para mí, y con el Jesús en la boca miré asombrada a nuestros alrededores. Sin ser capaz de dar otro paso más, me solté de un tirón y detuve nuestro andar. Él se alejó de mí una vez me deshice del agarré y yo me dispuse a evaluar mejor lo que estaba ocurriendo. —No te asustes, eso pasa cuando estoy molesto —explicó al ver mi cara pasmada. —¿Qué? —inquirí sin creerlo. Amaru cerró sus ojos con fuerza y suspiró, y cuando los abrió me estremecí por completo ante su insondable mirada. —Justo ahora, Emylie —pronunció mi nombre de una manera pausada y que a mí se me asemejo tentadora, de una manera en la cual nadie lo había pronunciado jamás, mientras fue dando cortos pasos para acercarse a mí—. Me encuentro absolutamente molesto por tu causa, y es por eso por lo que en este momento, las flores se están marchitando.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD