Las palabras de Rosella cayeron como un martillazo en el pecho de Esteban. No había esperado que ella lo enfrentara de esa manera, mucho menos que mencionara la palabra "divorcio" con tanta firmeza. Sintió que su respiración se le aceleró, el calor subiendo por su cuello hasta enrojecer su rostro. La rabia y el desconcierto se mezclaban en su interior, formando un nudo que apenas podía controlar. Rosella, por su parte, se liberó de su agarre con un movimiento brusco y se dio la vuelta, dirigiéndose hacia la habitación. Sus pasos eran decididos, y su postura, aunque cansada, irradiaba una determinación que lo sorprendió. Esteban no podía dejar que se fuera así, no después de lo que acababa de decir. —¿Divorcio? —repitió, siguiendo sus pasos hacia la habitación. Entró tras ella, cerrando

