Un par de mujeres, con vestidos ajustados y joyas deslumbrantes, se susurraron algo y luego desviaron la mirada con sonrisas contenidas. Aunque Nina no podía escuchar las palabras, el mensaje era claro: no pertenecía a ese lugar. En ese momento, al verlas, se sintió bastante simple, aunque ¿qué más podía hacer con el enorme de su vientre? Respiró hondo, tratando de recordar que estaba allí porque Mason la había invitado. Él quería que estuviera a su lado en un momento tan importante. Pero mientras avanzaba, cada paso se le hacía más pesado. Notó que algunos hombres la miraban con curiosidad, otros con un deje de desdén, y no podía evitar pensar en su vientre, resaltado por el elegante vestido azul que vestía. Era simple, muy simple. Buscó a Mason con la mirada. Él estaba al otro lado

