La alarma resonó apenas un par de segundos antes de ser apagada con rapidez. Nina, aún medio dormida, abrió los ojos con suavidad y se giró hacia el lado donde dormía Mason. Para su sorpresa, él no hacía ningún intento de levantarse. Lo observó en silencio durante unos instantes, su respiración tranquila y su rostro relajado bajo la ligera luz de la mañana. Extendió una mano y tocó suavemente su hombro. —Mason… —susurró, dándole un leve empujón. Él no reaccionó. Nina frunció el ceño y lo llamó de nuevo, esta vez un poco más fuerte—. ¿No vas a trabajar hoy? ¿Vas más tarde? Mason se giró lentamente hacia ella, una sonrisa perezosa asomándose en sus labios, sus ojos aún somnolientos y cálidos al mirarla. —Buenos días, hermosa —dijo con voz ronca, aún cargada de sueño—. No, no voy a trab

