Mi hermana Fanny me miró de forma rara cuando entré a la casa. Había un silencio abrumador y me preguntaba internamente si acaso había interrumpido alguna situación incómoda, a pesar de que se encontraba sola en el salón. No sería la primera vez. A veces, cada que llegaba de la escuela los encontraba a ella y a mi padre hablando en voz baja, murmurando cosas que, según yo, no debía escuchar, ya que era lo que me daban a entender. Pero tampoco quería obligarlos a contarme lo que sea que estuvieran planeando.
Dejé caer mi mochila en el sofá más cercano y me acerqué a ella despacio.
—¿Pasó algo? —susurré mientras ojeaba a mí al rededor en busca de mi padre.
—Papá me dijo que te enojaste con él —hice una mueca de confusión—. Deberías dejar de ser tan... tan tú —añadió señalándome.
—¿Acaso te dijo qué fue lo que pasó? —pregunté sin ocultar el enfado que emergía en mi interior.
—Lo suficiente para saber que fuiste injusta está vez. Mira, por lo general siempre estoy de tu lado porque te entiendo, porque sé que estás enojada, porque sé que no estás bien. Pero hace tiempo que él está tratando de ser un mejor padre, y aunque tú lo niegues, sabes que se está esforzando.
—¿Te comentó que me dijo que no valía la pena preocuparse por mí? Dijo literalmente que no quiere "lidiar" conmigo —hice comillas con mis dedos bruscamente—. Y luego tiene el descaro de dejarme una carta retractándose.
Fanny me observaba en silencio mientras apoyaba su mano izquierda sobre su cabeza y masajeaba su cabello azulado con frustración.
—Pues se va está noche —dice de repente.
—¿Qué?, ¿A dónde?
—Con el tío Joshua. Pero sólo por el fin de semana. Me dijo que podría ser mejor para nosotras alejarse unos días.
Suspiré y negué con la cabeza.
—Bueno, mejor para mí. Tengo que hacer un trabajo de Psicología y pienso traer a mi compañero a casa —sin decir más caminé por el pasillo hasta mi habitación. Tenía muchas preguntas en la mente, dudas que ella no podría responder, o tal vez sí, pero no estaba de humor para seguir una conversación sin alterarme.
Desde que mamá se quitó la vida nosotros tres dejamos de ser los mismos. Fanny, con su característica personalidad optimista, había logrado ocultar su tristeza casi por completo; tristeza que ocultó de todos, hasta de mí. Siempre creí que sentía la obligación de mantenerse al margen, sosteniendo sobre sus hombros el peso emocional de mi padre, y por supuesto, el mío también, para no desmoronarse. Ella era así, perfeccionista y controladora, pero no en el mal sentido. Sino que creía que, si nadie hace algo que ve necesario, prefiere ser ella la que toma la iniciativa, aunque eso implique dejarse en segundo plano. La admiraba mucho por eso, aunque no se lo dijera nunca.
Por otro lado, estaba papá, quien meses después del incidente desconocí por completo. Se había vuelto frío y distante, iracundo por las noches. Un hombre vacío que su única forma de distraerse era arreglando autos en su taller; incluso los que parecían no tener arreglo, pero no lo culpaba por eso. Cada uno de nosotros lidió con la muerte de manera diferente, y yo no quería ni pensar en ello, así que actuar en automático parecía ser más sencillo para mí. Es por eso que en mi familia ya no se nombra a mamá; para no hacer más grande el dolor.
Me desplomé sobre la cama y tras varios minutos mirando el blanco techo agarré mi celular, dispuesta a abrir la aplicación i********: para poder entretenerme un rato. Rato que se transformó en horas cuando me di cuenta que por mi ventana se podía ver el atardecer. Volví mi vista al aparato en mis manos y mientras vagaba por el inicio de la aplicación un nombre que apareció en recomendados llamó mi atención. Rachel_Soma, mi compañera de curso. Revisé un poco su perfil antes de seguirla. Había muy pocas fotos de su persona y más de sus dibujos. Se veían oscuros y llamativos, pero interesantes. Entre más bajaba, me topé con una foto de ella y una persona que curiosamente reconocí al instante. Era un chico rubio, de ojos grises, y rasgos característicos, increíblemente parecido al hombre que horas antes había golpeado de camino a casa. La publicación era de hace más o menos un año, y al fijarme en la etiqueta pude dar con su posible nombre. M4tt_R.
Entré en su perfil y no tenía fotos, pero lo que me hizo dar un mini paro al corazón fue ver que me seguía y aparentemente hacía bastante tiempo. Me quedé unos minutos pensativa, aunque sin formar una idea clara. No me sorprendía el hecho de no seguirlo también ya que siempre suelo ignorar a las personas sin fotos, pero el habérmelo cruzado en persona y pensar que ya me conocía de cierta forma me dejó perpleja.
Suspiré y le di a seguir.
Lo mismo hice con Rachel, porque me caía bien y sus dibujos merecían más apoyo. Me preguntaba qué tipo de relación tendrían esos dos, ya que no parecían hermanos, y mis prejuicios internos me intuían que Rachel no tenía muchos amigos, pero lo más seguro es que me equivocaba.
Estaba a punto de dejar a un lado el celular cuando una notificación invadió mi pantalla. M4tt_R te ha enviado un mensaje, decía. Dejé de respirar unos segundos y abrí el chat.
Enviado a las 20:13 p.m
M4tt_R: Hey, hola Violet!
Enviado a las 20:14 p.m
Viølet: Hola! Eres el chico que crucé hoy, cierto?
Enviado a las 20:14 p.m
M4tt_R: Sí. Iba distraído! Siento haberte chocado.
Enviado a las 20:14 p.m
Viølet: Claro que no! Yo fui la torpe jaja
Enviado a las 20:14 p.m
M4tt_R: Lo dudo.
M4tt_R: Cómo me encontraste?
Enviado a las 20:15 p.m
Viølet: Estaba en el perfil de una amiga, y te reconocí en una foto.
Enviado a las 20:15 p.m
M4tt_R: Qué amiga?
Enviado a las 20:15 p.m
Viølet: Se llama Rachel.
Visto✔️
Me extrañé un poco cuando al pasar de unos minutos seguía sin responder. No sabía si acaso había dicho algo que no debía o quizás ya no eran amigos y ella olvidó quitar aquella única foto donde él aparecía. De todas formas, cualquier cosa que pensara sólo serían vagas suposiciones.
Enviado a las 20:21 p.m
M4tt_R: De dónde la conoces?
Enviado a las 20:21 p.m
Viølet: Somos compañeras de curso.
Viølet: Puedo preguntar de dónde la conoces tú?
Enviado a las 20:22 p.m
M4tt_R: Ya lo estás haciendo.
M4tt_R: Es una vieja amiga, que hace tiempo no veo.
M4tt_R: Es buena chica.
Enviado a las 20:22 p.m
Viølet: Sí! Se nota que lo es, aunque sea algo solitaria.
Enviado a las 20:22 p.m
M4tt_R: Tú también lo eres.
Enviado a las 20:23 p.m
Viølet: Qué te hace pensar eso?
Enviado a las 20:23 p.m
M4tt_R: No lo sé. Intuición será.
Suspiré intrigada por la conversación que estaba manteniendo con este chico, pero era difícil concentrarme con el ruido que mi hermana y mi padre hacían en el comedor, y como si leyeran mi mente, pude distinguir la voz de Fanny llamándome.
— ¡¿Qué quieres?! —grité con agobio.
— ¡Papá ya se va!
Volteé los ojos y lancé el celular sobre el colchón mientras me paraba. Al llegar al comedor vi a mi padre con el abrigo puesto y una expresión cansada en el rostro. Había olvidado que se iba a ir todo el fin de semana, y aunque estuviera enojada con él no quería que se vaya sin despedirlo.
—Cuídate, hija —murmuró dándome un beso en la frente. Parecía un gesto tierno, pero se sintió vacío y poco sincero. Podía sentir su tristeza al mirarlo a los ojos.
—Tú ten cuidado. Viajar de noche es peligroso —dije alejándome un poco y cruzando los brazos como abrazándome a mí misma.
—Lo sé. Lo tendré en cuenta —me sonrió—. Nos vemos pronto.
Salió de la casa y nos quedamos viéndolo hasta dejar de escuchar el sonido del motor del auto alejándose. Fanny me miró, se volteó y procedió a dirigirse a la cocina.
—Espero estés contenta.
—No exageres —susurré y volví a mi habitación.
Tomé mi pobre celular que había lanzado minutos antes y revisé si tenía algún nuevo mensaje, que, efectivamente, apareció una vez lo desbloqueé.
Enviado a las 20:29 p.m
M4tt_R: Quiero preguntarte algo.
Enviado a las 20:35 p.m
Viølet: Sí, dime
Enviado a las 20:35 p.m
M4tt_R: Dónde estabas?
Enviado a las 20:35 p.m
Viølet: Qué?
Enviado a las 20:36 p.m
M4tt_R: Es que desapareciste unos minutos.
Me quedé boquiabierta tras leer aquello. Por alguna razón me dio escalofríos así que dudé entre dejar de hablarle o seguirle la conversación para ver qué tenía para decir. He de admitir que ese tipo de "reclamos" por parte de un desconocido me daba miedo, aunque también estaba la posibilidad de que no fuera con esa intención.
Enviado a las 20:37 p.m
Viølet: Estaba ocupada. ¿Era eso lo qué querías preguntarme?
Enviado a las 20:37 p.m
M4tt_R: No.
M4tt_R: Lo siento, ya no importa.
Enviado a las 20:37 p.m
Viølet: Por qué?
Visto✔️
Él dejó de responder y me desconcerté aún más. Sin duda este tal Matt era un chico extraño, pero no quise darle tanta importancia porque al fin y al cabo no lo conocía, ni tenía muchas ganas de hacerlo. Así que no pasó tanto hasta que pude entretenerme con otras aplicaciones. Incluso recordé que había olvidado hablarle a Damián para que guardara mi número y así poder coordinar para nuestra tarea, por lo que decidí mandarle un mensaje por w******p.
21:05 p.m
Hola Damián! Soy Violet, este es mi número.
21:06 p.m
Hey! Creí que te habías olvidado de mí, haha
21:06 p.m
Lo hice, hasta que me acordé jajaja
21:06 p.m
Bueno, al menos eres sincera. Ya te tengo en mis contactos
21:06 p.m
Tenía pensado que podríamos vernos mañana en mi casa para comenzar a ver lo del trabajo.
21:07 p.m
Me parece bien, después dime la hora y tu dirección.
21:07 p.m
Genial! Hablamos luego
La noche se hizo eterna en la oscuridad que me asechaba. Era viernes, y en las r************* todos posteaban historias de sus salidas, provocándome una sensación de soledad que reforzaba la idea de que era una persona solitaria. No sé si por falta de oportunidades o porque tenía un aura pesada que alejaba a los demás, pero me había acostumbrado a ello. Veía como mis compañeros salían y disfrutaban de la noche, pasando un rato agradable en compañía de sus amigos y conocidos, y a veces lo anhelaba, de forma fugaz. Quizás a eso se debía mi interés repentino hacía Damián, ya que era la primera vez que sentía que a alguien genuinamente le agradaba.
Al día siguiente me desperté tras sentir la sofocante luz solar que entraba por un hueco de mi ventana mientras maldecía y hundía mi rostro aún más en la cómoda almohada.
—Violet —sentí la cálida voz de mi hermana hablar detrás de la puerta.
—Estoy durmiendo —dije somnolienta. Aparentemente eso era sinónimo de invitación para ella. Abrió la puerta y se asomó.
—Hay un chico esperándote en el comedor. Dice que tienen unos trabajos juntos.
Salté rápidamente de mi cama y pegué un grito ahogado.
—¿Qué hora es? —pregunté al aire mientras ojeaba mi celular. Eran las dos de la tarde, y había mensajes de Damián avisándome de su llegada—. Mierda. Soy un desastre.
—Sí, lo eres. Vístete, das asco —añadió antes de salir por donde vino.
Froté mi rostro con frustración hacía mi persona. Recordaba haberle hablado antes de dormir con la hora que me parecía adecuada para vernos, pero no sabía que mi cuerpo iba a traicionarme aquel día. Siempre me levantaba al mediodía a más tardar, por lo que no entendía tal acto despreocupado. Me vestí con una velocidad sobre humana, sin importar que me viera insulsa con una polera gris oscuro y los vaqueros negros que siempre utilizaba. Traté de peinarme viéndome por el espejo que tenía colgado en una de mis paredes y luego procedí a salir de mi cuarto.
—Damián —musité avergonzada mientras me acercaba a él. Se veía diferente a como lucía en el colegio, pero no de vestimenta, sino de actitud. Se lo veía más vivo, por decirlo de alguna forma.
— ¿Noche difícil? —él me sonrió y noté como me analizaba por completo con la vista.
—Lo siento mucho. Mi cuerpo me traicionó está vez.
—Los dejo con su trabajo —Fanny nos dedicó una sonrisa a ambos y se alejó.
Me mordí el labio inferior con nerviosismo al encontrarnos solos, aunque no sabía bien el porqué. Lo guié hasta mi habitación y agradecí internamente haber ordenado la cama antes de salir. Damián se sentó temerosamente en la silla que había cerca del escritorio y yo en la cama, frente a él.
— ¿Hace mucho estás esperando? Lo siento mucho —reí apenada.
—Violet, no pasa nada, en serio —dice con afectuosidad, lo que me hacía sentir aún más tonta por reaccionar así.
—Bien. Entonces... comencemos.
Durante dos horas nuestra prioridad fue meramente la tarea, la cual era de interés mutuo. Fue interesante conocer sus puntos de vista sobre ciertos temas psicológicos y sus opiniones al respecto. En esos momentos, sentía que teníamos mucho en común, e incluso lo notaba suelto y sin esa mirada evasiva que el día anterior había notado en él. Me agradaba.
—Creo que por hoy esto está perfecto —suspiré dejando a un lado mi cuaderno. Damián me imitó y me miró a los ojos—. Mañana puedes volver... si quieres.
—Te avisaré. Hacemos un buen equipo, Violet Shadow.
—También lo creo —me sonrojé apartando la mirada.
El sonido de una notificación a mi celular nos distrajo y ambos pusimos la vista sobre él. La pantalla se había encendido, y perfectamente se podía leer: M4tt_R te ha enviado un mensaje. El rostro de Damián se palideció por completo y me miró rápidamente.
— ¿Qué pasa? —pregunté curiosa ante su reacción.
—Nada. Tengo que irme —dijo levantándose y colocándose su chaqueta negra junto con su mochila.
—Espera, ¿qué? —lo seguí perpleja.
—Nada. Nos vemos luego. Me agradó conocerte más —apoyó cálidamente su mano sobre mi hombro en forma de despedida.
—Está bien. Nos vemos —dije abriéndole la puerta de la entrada. Él no dijo más, sólo se alejó dejándome confundida en el umbral.