Alejandra entró a la oficina visiblemente angustiada y preocupada, con el rostro tenso y la respiración acelerada. —Señora Claudia María, ¿qué sucede? ¿Por qué esos gritos? ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó con voz temblorosa, buscando respuestas en la mirada de su superior. —Alejandra, consígueme rápido un vaso con agua dulce, por favor —contestó Claudia María con urgencia—. A Julia le dieron una terrible noticia por teléfono y se desmayó. Apúrate y trae también alcohol etílico para despertarla. —Sí, señora, ya voy por todo. No se preocupe —respondió Alejandra, saliendo de prisa. En ese momento, varias personas, entre ellas Carmen Victoria, Ana Teresa y un grupo de compañeros, se acercaron con curiosidad para saber qué sucedía. La señora Claudia María salió rápidamente a atenderlos.

