Despertar

1051 Words
Después de aquel encuentro no pude conciliar el sueño, por un lado quería hablarle a mis padres sobre aquel encuentro, pero por otro lado no sabía si era buena idea, aquellas palabras parecían una broma, una historia de fantasía, no podía preocupar a mis padres con algo que quizá no tenía importancia. Esa misma noche mis sueños se volvieron extraños, mi mente estaba llena de criaturas míticas y yo las miraba desde el cielo. En cuanto el sol tocó el cielo esa mañana corrí hasta el claro en que me había encontrado con aquella mujer. Me sorprendió que aquel lugar no era como lo recordaba, no había tanta claridad, y no había tanto viento, no había criaturas cerca. Y mientras más lo pensaba más caía en cuenta que en todo mi recorrido hasta aquí no parecía haber ningún animal, ni siquiera un pequeño insecto. Todo era silencioso, todo parecía desierto, un desierto verde y lleno de vida, pero sin muestras de vida además de las plantas y árboles a mi alrededor. Algo iba mal, algo había cambiado, respirar aquel aire parecía ser más difícil, me costaba respirar. Regresé a casa desanimada, ella claramente había dicho que en mi cumpleaños número quince todo iba a cambiar para mí, las cosas serían diferentes, y hoy era ese día, y sí las cosas habían cambiando, por lo menos a mi alrededor, pero el cambio que ella había mencionado era más fantástico, menos “normal”. Así pues, regresé a casa y a unos pasos de llegar escuché un gran escándalo, mis padres sonaban asustados y alcancé a escuchar un rugido estrepitoso que me hizo correr asustada siguiendo el sonido nada habitual. Al llegar con el corazón acelerado y mi cuerpo sudoroso, miré aquellos ojos rojos, su piel verde y escamosa con líneas rojas y doradas, unas enormes alas azules y unas garras afiladas. Mis padres estaban siendo atacados por esa bestia terrible y luchan con todas sus fuerzas para defenderse, pero aquella bestia parece ser más fuerte que ellos. Entonces aquel enorme reptil de ojos furiosos abre su enorme boca, sus afilados dientes se asoman y mi madre parece aterrada, me quedé observando como el fuego sale de aquel espacio entre los dientes y la lengua rosada de la bestia y la casa queda envuelta en llamas. y enotnce me doy cuenta de que mi cuerpo no responde a mis órdenes, el estado de “shock” me prohíbía moverme y me senía incompetente. La vida de dos seres a los que amo estaba siendo amenazada y yo sólo era capaz de mirar. ¿Era eso el miedo? Por fin pude sentir mis extremidades unidas de nuevo a mi cuerpo, mis padres no dejaban de mirarme, estaban absortos, pero no entendía por qué. Pronto descubrí lo que miraban asombrados, en el reflejo de una de las ventanas de casa estaba yo, el fuego que rodeaba la casa y que había amenazado la vida de mis padres había desaparecido de su sitio y me envolvía por completo, mi casa estaba a salvo, mis padres ilesos físicamente. Pero hubo algo extraño ese día, el fuego no quemaba mi piel, no sentía aquel ardor como en el incidente con la fogata a fuego vivo, ese fuego era cálido, abrasador e incluso acogedor, y me hizo recordar el abrazo de mi guardián. Mis padres no dejaron de mirarme y de nuevo me concentré en mi reflejo y lo ví todo, mi mente le ordenó al fuego que cesara, pero antes de hacerlo pasó de un color rojo vivo a uno morado, luego verde y al final azul, así fué como ese fuego se extinguió ante mi pedido. No fué eso lo más sorprendente, ante mi preocupación y mi furia contra aquella bestia mi cabello como la nieve ahora ardía como el fuego, el liso y blanco perfecto se había transformado en rizos alborotados y rojos como el fuego, pero eso no era todo, mi piel pálida casi transparente ahora parecía revitalizada, y unas pequeñas pecas grisáceas como la tierra, resaltaban en mis mejillas. Esa chica ya no era yo, era una completa extraña que se había apoderado de mi vida, pero me sentía bien, me sentía fuerte y renovada. Esa tarde, cuando el reloj marcó la hora exacta de mi nacimiento, salvé la vida de mis padres y, yo misma había despertado de un sueño profundo. Cuando todo parecía haber terminado apareció de nuevo ella, mi guardián, su sonrisa de satisfacción me anunció que sus palabras habían sido reales, que era mi momento de despertar y de convertirme en un ser extraordinario. Con esa misma mirada amable y benévola miró a mis padres, pero ellos sólo sonreían, no parecían sorprendidos como yo, incluso parecía que se sentían orgullosos. Así tuve que renacer, temer y armarme de valor para salvar a mis padres me había dado un nuevo poder, una nueva vida y comprendí lo que por muchos años había tenido preocupados a mis padres. Mis padres también eran seres poderosos, esa misma tarde mientras tomaba una ligera merienda con ellos y mi guardián conocí la verdad, eran una especie de magos poderosos y había guardado con recelo sus poderes para intentar darme una vida normal. Todos en la familia habían creído que alguna maldición había caído en mí, mis padres y todos sus familiares eran seres con poderes sobrenaturales y solamente yo parecía carecer de ellos, pero ahora comprendí muchas cosas, mis padres no temían a nada ni a nadie por que ellos podían defenderse fácilmente de cualquier cosa, me daban libertad por que ellos mismos podían enfrentarse a cualquier cosa que amenazara mi vida. Y estaba ella, mi guardián, que aunque no la había conocido antes ella estaba al pendiente de mí y de mi bienestar. -Ella es la elegida -dijo mi guardián orgullosa -¿Elegida? ¿elegida para qué? -pregunté confundida Mis padres me miraban felices, pero escuchar aquellas palabras los había sorprendido -¿Deberá irse? -preguntó mi madre preocupada -Lo saben, todos deben ir ahí cuando comienzan a desarrollar sus poderes, y ella es especial, tiene que ir y debe demostrar todo su poder y por qué se le seleccionó como la elegida Yo seguía sin comprender aquello, mi madre parecía muy preocupada y mi padre por primera vez parecía tener miedo.
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