Encuentro

1086 Words
Tras el incidente ocurrido aquel día me negué a ir de nuevo a la escuela, les expliqué a mis padres todo lo que había ocurrido aquel trágico día, les mostré las cartas y les platiqué todas las cosas que había pasado en la escuela desde mi primer día. Ellos lloraron de impotencia, se lamentaron haberme enviado a ese terrible lugar, pero sobre todo se lamentaron por no haberse dado cuenta de todo lo que ocurría. Después de eso mis padres actuaron como debían, denunciaron y mostraron evidencia de todo lo que había ocurrido y las autoridades pertinentes se hicieron cargo del caso. De nuevo me dediqué a estudiar desde casa, algunas veces recibía visitas de personas muy inteligentes que me traían nuevos desafíos, y también muchas veces me sentía desanimada, aún a pesar de eso mostraba lo brillante que era. A consecuencia de aquellos sucesos decidí de nuevo odiar a las personas y concentrarme en estudiar y aprender, pero lo más importante, convivir con la naturaleza y su esplendor, buscando la manera de siempre cuidarla y ayudarla a recuperarse de todo el mal que la gente le hacía. La naturaleza se convirtió en mi hogar la mayor parte de mi día transcurría caminando por lo senderos lodosos, o de paso verde, cualquiera que fuera el terreno paseaba descalza, amaba sentir en mi pies el cosquilleo del pasto o lo viscoso del lodo que luego endurecía en mis pies y les daba más suavidad. Estudiar también era parte de mi rutina diaria, pero prefería hacerlo sobre la copa de los árboles, o en una enorme roca cerca del río o la cascada, amaba el sonido del agua, me daba paz y concentración, excepto cuando algún animal se acercaba y me disponía a verlo actuar en su hábitat natural. Todas las noches regresaba a casa agotada pero feliz, amaba mi soledad, aunque no era soledad en sí, me rodeaba de las cosas y la compañía que me gustaba, descubrir lugares nuevos, nuevas especies y nuevos lugares rodeados de naturaleza y tranquilidad. Los años pasaron y me volví uno con la naturaleza, pocas veces veía a mis padres, pero estar en casa no era una opción, en esa casa y en esa habitación guardaba muchos recuerdos del que había sido mi mejor amigo y no quería sentir ese vacío, esa melancolía. Pero toda mi vida cambió en ese instante, salí de casa persiguiendo un extraño animal que me llevó hasta lo profundo del bosque, había discutido con mis padres por un asunto sin mucha importancia, pero me había enojado y les había gritado. -Hola -dijo ella con un voz suave y seductora -¿Quién eres? -le pregunté a la hermosa mujer que acariciaba al animal que me había traído hasta aquí Ella era una mujer hermosa, su cabello era rojo con destellos amarillos, su piel clara como la luna, y sus ojos negros con destellos dorados. -Me llaman de muchas maneras -respondió ella con una voz suave y gentil -pero tú puedes considerarme tu guardian -¿Mi guardian? -pregunté incrédula -¿Qué clase de broma es esta? -sonreí ante la que creí una broma de mal gusto -¿Broma? no querida, no es ninguna broma. Te he llamado a mi lado y has respondido a mi llamado -ella me miraba con interés -¿cómo te encuentras? -No voy a hablar con una desconocida sobre mi vida personal -respondí desconfiada -Entiendo -sonrió satisfecha con mi respuesta -Circe Gaia -ese era mi nombre ¿cómo lo conocía? -mañana es tu cumpleaños número quince, y he venido a presentarme formalmente -No se de quien está hablando -mentí Ella tenía información sobre mí pero ¿por qué? no la conocía y jamás en mi vida la había visto. Pero había algo, un “no sé qué” que me decía que podía confiar en ella, podría llamarle instinto, pero no podía confiar ni siquiera en mi instinto. -Has pasado por mucho querida -me miró avergonzada -Las cosas que pasaron debieron doler, entiendo que no quieras a nadie más en tu vida, pero estoy aquí, es mi deber estar para tí -¿Estar para mí? ¿Bromea? -resoplé y me giré para regresar a casa Después de todo lo que había pasado ella decía ser mi guardián y cuando realmente necesitaba de alguien nadie acudió a mi llamado -Todo lo que pasó ya estaba escrito, nadie puede en contra de su destino, incluso tú… -¿Yo? soy una persona completamente normal, ¿por qué no debería aceptar mi vestido? -Lamento mucho que tu amigo… -No se atreva a hablar sobre él. ¿Quién es usted? ¿qué quiere de mí? Lo intenté con todas mis fuerzas pero aquella pérdida aún dolía en lo más profundo de mi ser, y mis lágrimas se hicieron presentes en mis mejillas. Ella dejó libre a la criatura que cargaba en sus brazos y se acercó sigilosamente hasta mí, sentí el calor de su abrazo, y me reconfortó. -Eso debía ocurrir, tu carácter se ha forjado a raíz de eso, lo siento mucho Circe, lamento que hayas tenido que pasar por todo eso, pero sobre todo que te sintieras sola en esos momentos. Después de unos minutos mis lágrimas habían cesado y estaba sentada en una roca cerca del río al lado de esa extraña. -Mañana es tu cumpleaños número quince ¿no es cierto? -asentí a modo de respuesta, aún sentí que mi voz se quebraría en pedazos y el llanto vendría de nuevo -Te esperan grandes cosas pequeña guerrera -sonrió mientras miraba el horizonte -Debes despertar y mostrar tu potencial. Podrás hacer grandes cosas, cuidar de lo que más amas en este mundo y protegerlo de todo y de todos. Podrás enfrentar tus miedos y ganar muchas batallas, ya no tienes que esconderte, ya no debes tener miedo. De ahora en adelante caminaré cerca de tí, te daré una mano siempre que la necesites, te protegeré siempre que pueda y te ayudaré en cada paso, debes confiar en mí. El sol brillaba más que nunca, las aves cantaban con más fuerza y el viento cálido acariciaba mis brazos. Y sus palabras de aliento me llenaron el corazón, pero también inquietaron mi mente, ¿cómo podría yo hacer todas esas cosas increíbles? parecía una broma, una de esas bromas que muchas veces pasan en la televisión. No podía creerle, había muchos libros que había leído y ninguno hablaba de cosas como esa, pero algo me decía que ella no mentía.
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