Conocer el dolor y llorar la pérdida de un ser querido

1378 Words
Él y yo nos convertimos en buenos amigos y a él le permitían visitarme de vez en cuando en mi casa después de las clases, ya no debía jugar sola, ya tenía un nuevo compañero de aventuras. Y aunque todos en las escuela parecían odiarme, a él le agrada y él me agradaba a mí, así fué como hice mi primer amigo. -Es una presumida -dijo la chica que sentaba a mi lado, ignorando mi presencia mientras hablaba con otra chica -Qué mala suerte que tengas que sentarte con ella -le respondió su amiga -tus notas no se comparan con las de ella, ella es un “cerebrito”. Mira esos libros enormes que usa, solo quiere presumir lo mucho que sabe, es una odiosa Ignoré sus comentarios como ellas ignoraban mi presencia y me concentré en hacer mis actividades. Mis deberes escolares eran diferentes a los de todos en el aula, pero mis padres insistían en que esta era mi clase, que debía trabajar en mis libros especiales pero acompañada por personas de mi edad y lo odiaba, odiaba estudiar rodeada de todos ellos, sobre todo por que yo jamás intentaba presumir mi inteligencia. El director de la escuela estaba orgulloso cuando hablaba sobre mí, decía que mi cerebro era brillante, que tenía en mi mente había un tesoro genuino, y así fue como me convertí en el orgullo de la escuela, competía en infinidad de actividades de pensamiento científico y matemáticas y no sólo eso, cualquier tema era pan comido para mí, y aunque los directivos de la escuela creían que era muy joven para comprender todas las cosas, yo sabía que todo mi trabajo escolar les había traído ingresos extras en la escuela, que gozaban de mayores beneficios que otros centros educativos, yo era como su amuleto de la suerte. ¿Eso era bueno? para la escuela y los profesores eran buenas noticias, pero para mí solo representaba más grandes motivos para desatar la envidia de todos en la escuela, así todos comenzaron a odiarme por mi talento, sobre todo los alumnos del grado superior en la escuela. Así fué como me convertí en la rechazada de la escuela, los profesores me trataban con un gran e invaluable tesoro, pero las personas a las que más deseaba agradar me odiaban, o quizá sólo me tenían envidia, pero era algo que no podía cambiar, no podía dejar de ser yo sólo para agradarles a todos. En ese entonces comprendí lo que era el “bullying” y me convertí en una víctima de los más grandes y molestos chicos de la escuela, buscaban cualquier cosa con la que molestarme, me quitaban mis cosas y las escondían, me apagaban las luces de los sanitarios, ponían cosas asquerosas en mi asiento del aula, e incluso me quitaban el almuerzo. Así mi vida se convirtió en una tortura, los profesores no se daban de cuenta de nada, y me avergonzaba hablarles a mis padres sobre el tema, así que soporté como pude esa época. Las noches en vela sin dormir debido a mi llanto, y en cada una de esas noches recordé lo mucho que odiaba a las personas. Pero en medio de toda esa oscuridad tenía un buen amigo, ese chico que había mostrado su amabilidad desde el primer día, él me ayudaba y me reconfortaba cuando era necesario, me defendía y peleaba con los chicos mayores solo por mí. Era mi mejor amigo, mi defensor, mi confidente, mi superhéroe, una de las pocas personas que me agradaban y que apreciaba. -Esta tarde ¿quieres venir a comer a mi casa? -preguntó mi amigo mientras esperábamos sentados a nuestro padres en una banca -Es mi fiesta de cumpleaños y tendré una fiesta increíble -¡Por supuesto! –le diré a mi madre cuando llegué por mí -Si te deja ir ahora mismo, puedes venir en el auto conmigo, pero si ella desea hacerlo puede llevarte hasta allá -me entregó un papel con la dirección y el nombre de sus padres Sonreí, me sentía emocionada, era la primera vez que me invitaban a una fiesta de cumpleaños y me sentía feliz. Mi primera fiesta de cumpleaños, el cumpleaños de mi mejor amigo, esa sin duda fue una fiesta inolvidable, había caramelos, piñatas, pasteles, juegos, inflables y muchas cosas divertidas que sólo había leído en los libros, incluso había payasos y bailarinas. No la familia de mi amigo no era una familia rica, pero para esa fiesta no habían escatimado en lujos y diversión. Todos se divertían, incluso los adultos reían a carcajadas en ocasiones mientras tomaban bebidas embriagantes y platicaban cosas de adultos. Ese fue el mejor de mis días desde que había ingresado a la escuela, sin duda las fiestas de cumpleaños eran divertidas e inolvidables, hasta que me dí cuenta de todas las cosas que ocurrían después de la celebración. Los adultos llevaban infinidad de desperdicios a bolsas oscuras que después llevaban a grandes botes y sabía lo que ocurría después de eso, lo había leído antes, había vertederos en los que todos esos desechos comenzaban a contaminar y dañar lo que más amaba: la naturaleza. Esa noche cuando llegué a mi habitación lloré, a pesar de lo mucho que me había divertido y de lo feliz que había estado en esa fiesta, me dolía que esa felicidad dañaba el ambiente y me sentí culpable. El evento del ciclo escolar más esperado por el director había llegado, había una feria de ciencias en la que los alumnos más destacados participaban y se enfrentaban a todas las escuelas de la región. Muchos chicos mayores habían preparado sus mejores y más grandes proyectos y por supuesto mi nombre estaba en la lista de los participantes del concurso. No daba emoción participar, pero los profesores y el director habían insistido tanto que no me había podido negar a hacerlo Todos presentaron sus proyectos, no era nada innovador, y todo era aburrido, mis comentarios y preguntas molestaron a algunos de los participantes, si, lo admito, mis comentarios y preguntas habían sido impertinentes, pero tenía que dar mi de vista y conocer los motivos de los otros participantes para elegir esa clase de proyectos. Gané el primer puesto, eso le dió a mi escuela un puesto importante y no solo eso, la mejor y más innovadora tecnología pronto iba a ser enviada a nuestra casa de estudios. El primer premio constaba de aparatos tecnológicos de alto nivel que regalé a mi mejor amigo y una gran cantidad de dinero que doné a los más necesitados. Todos me odiaron esa mañana, los concursantes dijeron que había sido injusta mi participación e incluso muchos padres se molestaron por el veredicto de los jueces. Los días siguientes al concurso recibí cartas amenazantes en la escuela, no sólo de los alumnos de la escuela, también de otras escuelas. Fue entonces cuando descubrí lo que significaba tener miedo. Aun no sí no le mostré importancia, eran amenazas vacías y nadie se atrevería a hacer lo que había descrito en aquellas líneas. Hasta que descubrí que realmente había personas malvadas en el mundo, el “bullyin” subió de nivel, pero esta vez al salir de las clases también los chicos de otras escuelas me molestaban, pero no sólo a mi, mi mejor amigo ahora sufría a mi lado. Esa tarde al terminar las clases del día, unos chicos mayores; los que tenían el proyecto más prometedor aquel día, los recuerdo bien, jamás olvidaré sus caras; no acorralaron en una calle sin salida, ahí acorralada el miedo se desvaneció de repente, los enfrenté cara a cara y mi mejor amigo estaba en la misma postura a mi lado, no íbamos a dejar que nos intimidaran, no más. Entonces mi mundo se volvió gris, ellos eran fuertes y más grandes, y que les hiciéramos frente los puso furiosos, y de un momento a otro vi cómo la vida de mi mejor amigo se iba poco a poco a causa de ellos. Jamás volví a saber de esos chicos, habían desaparecido de la faz de la tierra después de haber hecho aquel acto cobarde. Jamás olvidaré sus risas y su mirada furiosa, jamás olvidaré cómo terminaron con la vida de un ser humano como si no fuera nada.
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