Un Duelo Amistoso Patio de entrenamiento - Atardecer La iluminación de las antorchas hacía que las sombras jugaran en las paredes y el piso de piedra. Tharion, sentado como un emperador en su butaca improvisada con cojines y un vaso de licor en la mano, miraba la escena con un brillo burlón en los ojos. - ¿Estás seguro de esto, Viktor? - preguntó Adelheid mientras ajustaba las correas de protección en el antebrazo de Isabella. - Completamente. - respondió él, quitándose la chaqueta de la chaqueta de campaña con ese gesto preciso que usaba antes de un combate real - Solo quiero ver que le han hecho a mi esposa. - Yo no te pedí un duelo. - intervino Isabella, con una media sonrisa mientras se ponía de pie y alzaba una de las dagas que le habían sido entregadas - Pero si te sientes amena

