El Entrenamiento
Tharion se colocó frente a Isabella, sus ojos intensos buscaban captar cada reacción de la joven duquesa.
- La barrera de distorsión no es un simple hechizo que puedas activar a voluntad - explicó - Es un poder ligado a Viktor, nacido de su sangre y su linaje. Pero como su consorte, el vínculo que comparten te permite acceder a esa misma protección, aunque en forma limitada y bajo ciertas condiciones.
Isabella lo miró con atención, absorbiendo cada palabra.
- Cuando uses la sangre del viento, una energía que conecta la fuerza vital de los Vodrak, esa barrera te envolverá automáticamente, distorsionando la percepción de cualquiera que intente verte o sentirte. Serás como un reflejo borroso, un susurro entre las sombras.
Tharion dio un paso atrás y alzó sus manos, invitándola a hacer lo mismo.
- Ahora, siente tu propia energía interior. No solo la sangre que corre en tus venas, sino esa fuerza que puedes proyectar y compartir con los demás.
Isabella cerró los ojos y respiró profundo, concentrándose en el flujo de su energía. Sintió un calor que comenzaba a expandirse desde su pecho, una vibración sutil que poco a poco se extendía por sus brazos y manos.
- Bien. - dijo Tharion - Ahora, extiende esa energía hacia mí, como si fuera viento suave. Pero no un viento cualquiera; es la fuerza vital que conecta tu esencia con la mía, con la de Viktor y con todos los que forman parte de esta familia.
Isabella abrió las manos lentamente, sintiendo cómo el aire parecía cobrar textura y peso a su alrededor. No era solo magia, era un lazo tangible, casi como si pudiera acariciar el alma de Tharion.
- Excelente. - sonrió el anciano - Ahora, para levantar la barrera, imagina que esa energía se pliega sobre ti como un velo invisible que desdibuja tu presencia ante ojos y sentidos ajenos. Cierra ese círculo de viento alrededor de tu cuerpo.
Isabella obedeció y pronto sintió cómo la atmósfera a su alrededor se hacía más densa y a la vez, más liviana, como si hubiera cruzado a otro plano de realidad.
- Muy bien. - aprobó Tharion - Eso es la barrera de distorsión. Los humanos y animales percibirán solo un reflejo desvanecido, un fragmento de tu presencia real. Nadie podrá verte claramente ni detectar tu energía verdadera.
Isabella abrió los ojos, fascinada por la sensación.
- ¿Y puedo mantenerla todo el tiempo?
- No. - respondió Tharion - Consume mucha energía. Solo puede mantenerse mientras estés concentrada y sin exponerte demasiado. Pero recuerda, mientras Viktor esté cerca, su barrera se extenderá hacia ti más fácilmente. Es un escudo compartido por el vínculo de la sangre.
Isabella asintió, sintiendo un peso menos en su pecho.
- Entonces, debo aprender a controlar mi energía, para protegerme y protegerlo.
- Así es. - dijo Tharion con una sonrisa - Ahora vamos a practicar mantener esa barrera mientras te mueves y usas tu sangre del viento para sentir lo que te rodea.
Los días transcurrieron con rigor y constancia en el recinto oculto bajo la mansión Vodrak. Isabella, envuelta en la barrera de distorsión que ahora podía activar con mayor facilidad, avanzaba lenta pero segura en el dominio de su poder.
Tharion observaba con ojos críticos, mientras Adelheid y su padre - hombre robusto y curtido, de mirada severa y manos firmes - la sometían a un entrenamiento físico implacable. Era una prueba no solo de su fuerza sino de su voluntad.
- Concentración. - ordenó Adelheid, mientras lanzaba una navaja hacia Isabella - No basta con esquivar, debes anticipar el movimiento y responder en una fracción de segundo.
Isabella sintió el aire cortante rozar su mejilla y al mismo tiempo la vibración sutil del filo atravesando la barrera de distorsión. Fue un golpe de realidad: la magia no la protegía de todo.
Con un movimiento ágil, tomó otra daga que había preparado Aldren y bloqueó el siguiente ataque. Sintió el frío acero vibrar en su mano, y el corazón acelerar.
- Bien. - dijo Tharion, que estaba a un lado - Ahora, mientras mantienes la barrera, debes ser capaz de desplazarte sin perder el foco. Tu energía no debe dispersarse, sino fluir con tus movimientos como una capa.
Isabella respiró profundo y extendió la palma de su mano izquierda, concentrando la sangre del viento que ahora sentía como un soplo cálido. La barrera se intensificó y pareció adherirse a su cuerpo como una segunda piel.
- Ahora, camina entre nosotros. - ordenó el Aldren, con voz firme - Si alguien intenta tocarte o verte, no podrán.
Isabella avanzó con paso decidido. Adelheid se acercó rápida, intentando rozarla con las manos, pero solo encontró un aire distorsionado y un reflejo fugaz.
- ¡Perfecto! - exclamó Adelheid - La tu habilidad confunde los reflejos del atacante. No solo es protección, también es distracción.
Los ataques con las dagas continuaron, rápidos y precisos, pero Isabella mejoraba en la anticipación, en el movimiento y en mantener la concentración para que la barrera no se debilitara.
Después de una serie agotadora, Tharion le indicó detenerse y respirar.
- Tu poder no es solo defensa. - dijo- . La sangre del viento te conecta con la esencia vital de los demás. Aprende a sentir su presencia, sus emociones, sus miedos, sin que ellos sepan que estás ahí.
Isabella cerró los ojos y extendió su energía. Entre el silencio, percibió la tensión en los músculos de Adelheid, la cautela de su padre y la calma vigilante de Tharion.
- Cada sensación que captas es una herramienta. - continuó - Y la barrera te permitirá acercarte sin ser vista, para proteger o atacar si es necesario.
Isabella abrió los ojos, más consciente que nunca de la responsabilidad y el poder que ahora portaba.
- Estoy lista para seguir. - dijo con determinación.