Capitulo 2

1142 Words
Megan Al terminar las clases todo parece más calmado. Aún se que debo dar razones a la directora, pero eso puede esperar. —Niños para mañana quiero que completen las paginas treinta y cinco y treinta y seis. No lo olviden, lo controlaré. —Si señorita Williams— Responden todos a la vez, mientras comienzan a reunir sus cosas para retirarse. Los miro con una sonrisa, parecen tan inocentes, pero ya me han hecho bastantes travesuras estos demonios —Megan una vez termines necesito que hablemos— lo sabia… —Por supuesto directora Vega, enseguida iré a verla. —Ella asiente distraída antes de mirar a los niños y retirarse. Soltando un suspiro pienso en ¿Qué le diré? La verdad, dice mi pequeña conciencia, pero no, eso seria peor. ¿Pero que hago? ¿Fingir sorpresa? Si, eso haré. Solo me encantaría haber tomado las clases de actuación que mi madre me recomendó, pero lamentablemente ya es tarde para eso. —Hasta mañana señorita Williams— El murmullo colectivo me saca de mis pensamientos, recordando donde me encuentro —Hasta mañana pequeños, pórtense bien y hagan los ejercicios. —Mientras ellos sonríen hacia la salida, yo me pateo mentalmente y voy a hablar con la directora. Me paro frente a su puerta con la mano alzada, lista para tocar, pero esta no lo hace. No puedo decirle la verdad, me suspendería o peor aun despediría. —Adelante señorita Williams se que esta allí—no se como lo hace siempre, parece perro olfateándome. —Lo siento directora, supongo quería verme por lo sucedido al comienzo de las clases —Claramente es el motivo ¿Para que más la llamaría?—amargada, eso es esta señora. —Lamento decepcionarla, pero una de las niñas me advirtió al verlo allí, salí me encontré a la señorita Robles, quien miro a los pequeños, mientras busque a Jeremy. Para cuando él salió el desconocido había desaparecido —Eso es Megan, continua así, que no note tus nervios. Mientras una parte de mi me dice eso, la otra solo niega y me recuerda que si algo pasa la responsable seré yo. —Muy bien señorita Williams de repetirse quiero que me avise enseguida—clava su mirada severa directamente en mi. —Puede retirarse. Y sin esperar más huyo de su oficina. Es entonces cuando recuerdo que Susan y Jeremy me esperan. ¿Es que este día no acaba nunca? Empiezo a juntar mis cosas y me dirijo a la salida, allí veo a la parejita esperándome, les sonrió acercándome. Pero algo a mi derecha llama mi atención, es él. Esta parado junto a un árbol sonriéndome cínicamente para luego guiñar un ojo. Me apresuro a llegar al auto y subo en la parte trasera. —Tranquila, no te comió la víbora —Ambos se ríen del apodo de la directora, pero yo sigo nerviosa, había algo en su mirada. Algo muy diferente que si me provoca miedo. —¿Sigues nerviosa Megan? Quizás deberías salir con nosotros esta noche, unos tragos te vendrían bien— La oferta de Jeremy es algo que no haré, ya cometí ese error mi primer año de conocerlos. No me apetece la idea de volver a bailar semi desnuda en la barra de un sucio bar —Gracias pero no, aprendí mi lección— Con eso el ambiente se relaja y reímos de lo que recordamos desde entonces. —Gracias por traerme y disculpen los inconvenientes chicos —Déjate de tonterías Meg nos vemos mañana Y antes que pueda decir algo, arrancan. Miro la puerta de mi casa y entro tranquila. Es un pequeño edificio con 10 departamentos, el mío se encuentra en el tercer piso. —Buenas tardes Megan, espero no tuvieras un mal día, porque lamento decirte que se descompuso el ascensor —Cierro los ojos, soltando una maldición silenciosa . —Por desgracia si, mi día no fue el mejor. Espero que el suyo haya estado mejor señor Rojas. El señor Rojas es un anciano, un buen hombre. A pesar de que sus hijos lo ayudan a él y a su esposa, se rehúsa a abandonar su trabajo, se ha vuelto un abuelo para mi —Nada que un descanso no arregle niña. Mis huesos ya no son como antes, pero aún resisto —Y espero así sea por mucho tiempo más.— Mientras lo dejo sonriendo con mi comentario, comienzo a subir las escaleras. Son solo tres pisos, y podre meterme en la ducha y relajarme. Al llegar veo que hay tres mensajes en mi contestadora. Pulso reproducir, mientras comienzo a cambiarme. —Hola cariño, espero estés bien. Solo quería informarte de que tu prima Carmen se casara el mes próximo. Nos encantaría que pudieras asistir, hace mas de un año que no te vemos. ¿No haz pensado en buscar trabajo aquí en Portland? Llámanos cariño. No lo he pensado mamá, aquí pese al drama que es mi vida, soy libre. Y no se, quiero verlos, son mis padres, pero mi prima ya se ha casado tres veces, solo me esperan con preguntas y cuestionamientos... tendré que pensar si asistiré o no. —Meg, llamo por si cambiaste de parecer. Por Dios eso paso hace dos años ya. Prometo que esta vez no harás un show, y si lo haces haré que te paguen. Llámame si aceptas venir con nosotros… Susan, no iré, no nono. Prefiero la comodidad de mi cama. Sin obviar sus múltiples muestras de cariño que solo me dejan incomoda y queriendo huir. —Hola bebé, te veías muy bien hoy. Sigo sin entender por que sigues huyendo de nuestro destino. Aunque no debería ser así, te quiero para mi, te tendré en mis manos cachorrita o no veras nuevamente a los mocosos… Eso heló mi sangre parando en seco mis manos. ¿Cachorrita? No soy un perro para que me diga así. Y ¿ Qué será eso de no ver a los niños? Quizás si viajo a Portland se olvide de mi, pero eso seria huir y no soy así. Intento pensar en otras cosas, preparo el material que les daré mañana a los niños, me doy un baño y ceno algo. En cuanto me cambio para dormir, escucho un ruido, y recuerdo que cerré todo bien. Me acomodo para dormir y empiezo a oler ¿Humo? No puede ser no deje nada encendido y por la hora la mayoría debe estar dormido. Me acomodo y vuelvo a intentar dormir, pero luego de unos minutos el olor es demasiado al punto de casi no permitirme respirar. Me levanto y voy hacia la sala, mi teléfono suena, pero no estoy como para contestar, debo salir de aquí. Intento abrir la puerta, pero esta no cede, sigo forcejeando y comienzo a gritar por ayuda, entonces empieza a sonar el mensaje —Te lo advertí cachorrita y no quisiste escuchar, si sobrevives, espero que aprendas tu lección. De lo contrario, debiste oírme, porque esto te dolerá. Sigo gritando pidiendo ayuda y golpeando fuerte la puerta, pateándola, sacudiendo. Pero nada, entonces empieza a faltarme el aire y es ahí cuando comienzo a caer en la inconsciencia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD