— Sube al carro — él bajó la ventana y le habló a la mujer que terminó por ignorarlo por completo — ¡Vamos Constanza! No te pongas como si fueras una chiquilla caprichosa. — No quiero subir, aquí el que se pone de caprichoso eres tú — ella lo miró enfadada — me hiciste perder el tiempo, para esa gracia hubieras escogido las prendas que quieres que me ponga y me hubiese quedado en la mansión. Adrián terminó por bajarse del carro y se acercó a Constanza, le tomó el brazo mientras la veía con una enorme molestia. Ella simplemente bajó la cabeza y respiró profundo, no quería llorar en ese momento porque no iba a remediar nada. — Sube al carro en este preciso momento — él apretó su mandíbula de tal forma que sus dientes chirriaban entre ellos — recuerda que tengo un papel firmado por ambos e

