KAIRA —¡Siento que acabamos de hacer esto el otro día! —dijo Siena, abrazándome cuando entré a la terminal. Otra vez. —Eso es porque sí lo hicimos el otro día —me reí—. ¡Dos meses pasan tan rápido! —Mucho más rápido cuando sé que te voy a ver tan pronto —dijo Siena, soltándome—. ¿Cómo te sientes? Nos dimos la vuelta y caminamos juntas por el aeropuerto. Esta vez, Siena había venido sola a recogerme. Dante estaba en el trabajo, Alan en el preescolar, y yo estaba agradecida de tener a mi amiga solo para mí. —Estoy bien. Siena entrecerró los ojos. —¿De verdad? La miré de reojo. —No sé qué más decir. No puedo estar más que bien, ¿sabes? No es como si eso cambiara algo. Siena negó con la cabeza. —Eso no significa que no puedas sentir… lo que sea que sientas. Asentí. Le había contado a

