LEANDRO
—Y hemos terminado —hago una copia de la presentación en una segunda ubicación, solo para asegurarme de que no se pierda.
—Justo a tiempo para el amanecer —Oriana se frota los ojos y señala hacia las ventanas.
Miro hacia arriba y noto que el cielo comienza a tomar un suave tono rosado. —Vaya, realmente trabajamos toda la noche, ¿no?
Oriana asiente, y no puedo evitar notar lo hermosa que se ve con la suave luz de la mañana. Su cabello está un poco despeinado, y tiene ojeras, pero aún así luce radiante.
—Sabes —digo, sin poder resistirme a bromear un poco—, creo que en realidad podrías ser una persona mañanera.
Ella pone los ojos en blanco pero sonríe igual. —No te emociones demasiado. Sigo siendo noctámbula de corazón.
Me río, sintiendo cómo una sensación de tranquilidad me i
