XVI. RYAN

967 Words
No sé qué hacer, ella llora desconsolada entre mis brazos y se aferra a mi camisa con fuerza. Miro hacia los lados pero no hay señales de él, trato de preguntar a Brenda cómo ha llegado pero no responde. Asustado la entro al apartamento entre mis brazos, ella llora en mi hombro y se abraza a mi cuello con sus pequeños brazos, sus lamentos suenan firme en mi oído y la abrazo más fuerte.   "¿Qué sucedió, Brenda? ¿Qué haces aquí?" Sus lamentos continúan, dice cosas apenas entendibles, repite la palabra papá de manera constante y finaliza diciendo que no quiere regresar a casa. La abrazo con fuerza, está conmocionada y las lágrimas no le dejan hablar.   De nuevo siento molestia hacia su padre ¿Qué le ha hecho ahora? ¿Cómo pudo ser tan irresponsable como para permitir que huyera? Es peligroso, apenas tiene cuatro años y... y le necesita ¿Dónde está en estos momentos? La imagen de él besando aquella mujer se reproduce en mi mente y me lleno de ira.   Dejo a Brenda sobre el sofá, me siento a su lado y ella me abraza con ternura, correspondo al tierno gesto y limpio las lágrimas que no cesan. "Cálmate, pequeña. Vamos, dime ¿qué sucedió?"   Esa mirada inocente se posa en mí, es tan vulnerable. "No quiero estar con papá" Continúo la caricia sobre sus cabellos, las lágrimas no se detienen, pero está un poco más calmada. "No puedes estar sin él, es tu papá después de todo"   Ella niega "Él no me quiere"   Me apresuro a negar "¿Por qué dices eso?" Vaya pregunta la mía, conozco cada uno de los motivos por los cuales dice eso. Ese hombre apenas y le debe prestar el cuidado que merece, estoy seguro que no hablan, no juegan ni comparten momentos inolvidables. Me aferro a la pequeña que se desmorona entre mis brazos, no es justo con ella, no cuando es una niña tan maravillosa.   "Todo va a estar bien. Yo estoy contigo." La consuelo.   "Usted nunca me va a dejar ¿cierto?" Murmura. Sus párpados ceden lentamente al cansancio, sus ojos y nariz están rojos. Asiento con una sonrisa "No te voy a dejar"   La sonrisa que esboza me tranquiliza, la consiento un poco más hasta quedar dormida. Con cuidado la llevo a mi recamara, la cubro con las mantas y me quedo un rato observándola. No es correcto lo que estoy haciendo, no está bien involucrarme de esta manera con una estudiante ni con su familia. Pero es inevitable el hacerlo, hay algo que me atrae a ella, un lazo invisible que parece atarme a su situación.   Salgo de la habitación el silencio, pensando el Alexander, en todos esos errores que ha cometido y pocos esfuerzos para enmendarlos. Busco mi móvil y marco su número, no lo deja ni sonar cuando contesta.   Escucho su respiración agitada, la angustia que le embriaga su voz. Aprieto el teléfono en mi mano y sin darme cuenta me hallo nervioso "Ryan, tienes que ayudarme, yo..."   "Brenda está conmigo" No le dejo hablar. Soy firme en mis palabras, en mi voz. No voy a darle pie para que me falte al respeto de nuevo, tengo que mantener la guardia con él, después de tantas discusiones ¿cómo no hacerlo?   "Yo no sé qué sucedió. No me di cuenta cuanto salió... no estaba en su habitación. Yo lo siento" Le escucho en silencio, aprieto mis labios para no terminar insultándolo por su incompetencia.   "Será mejor que vengas" Cuelgo antes de que pueda decirme algo. No quiero escucharlo, no quiero siquiera verlo. Pero tengo que hacerlo. Es hora de que aprenda, que tome una decisión frente a su hija que le necesita.   Después de un rato la puerta suena, los toques desesperados me molestan y me apresuro a abrir. El semblante del hombre es terrible, tiene sus ojos rojos y sus ropas están desarregladas. Le abro paso para que siga, está cabizbajo, no muestra ese orgullo constante ni actitud prepotente.   "¿Dónde está?" Cierro la puerta y le miro.   "Está durmiendo. Lo mejor es no molestarla, no se encuentra muy bien" Él me mira derrotado, guarda silencio y se deja caer sobre uno de los sofás con una expresión destrozada. "Creo que tomó un taxi, ella conoce bien el vecindario y no debió serle difícil. Es lista"   Sólo me escucha.   "No sé qué sucedió" Dice, después de un rato. Cruzo mis brazos y me acerco al comedor para trazar una distancia.   "Lo que sucede es que ella le necesita y usted no está" Hay en mi voz un enojo que no logro controlar. Pienso de nuevo en aquella tarde en la que estaba con esa mujer "¿Cómo cree que se sintió en ese momento? No llegó por ella por andar con una mujer desnuda en sus brazos"   "Yo no quería hacerle daño" Dice.   "Pero lo hace. Llegó tarde a su recital, llega tarde por ella a la escuela, no le habla, no le presta atención ¿qué esperaba?" Cuando me doy cuenta me quema la garganta. Aprieto las manos en puños y las uñas se clavan en mi piel, la visión se nubla debido a las lágrimas, respirar es difícil.   "No quiero hacerle daño" Repite, su voz suena quebrada "Yo intento dar lo mejor de mí, pero es difícil. Siempre que trato de hacer algo es inútil"   "Porque no es suficiente" Alzo la voz. "¿No ve lo que sucede? Brenda le necesita, necesita un padre que esté con ella, que le cuide, que no la olvide por una mujer ni mucho menos por las pinturas. ¿Acaso cree que llegar a tiempo durante unos días basta? Ella lo necesita presente, ahí para ella"   El hombre se contrae en el asiento, veo que deja caer el rostro contra la palma de sus manos y llora. Me quedo en mi lugar, mi mente se despeja y simplemente miro al suelo.   "¿Qué tan difícil es ser padre?" Digo.   Él solo llora y yo le dejo.   Merece sentirse de ese modo.    
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