XVIII. RYAN

921 Words
Cuidar de Brenda se ha convertido de pronto en una meta de Alexander, el fortalecer el vínculo que se ha estado desvaneciendo, según en palabras del hombre, es una prioridad. No sé hasta qué punto creer en sus palabras, ni la confianza que debo tenerle debido a que, en lo poco que hemos tratado, me ha parecido un hombre muy en su lugar.   Pero debería dejar mis prejuicios a un lado, las malas impresiones y darle la oportunidad de redimirse, de demostrar que puede hacerlo bien. Brenda parece poco emocionada con la idea realmente, no porque sea mala, sino que la decepción pudo más.   Sé que todo mejorará.   Cuando el insistente sonido de claxon llega a mis oídos hago una mueca y me apresuro, Brenda me sonríe tímidamente desde la ventana y abre la puerta para que tome asiento a su lado. "Lamento la tardanza, señor Clark"   Miro los ojos negros a través del retrovisor, silencioso asiente y arranca el auto para dirigirnos al estudio. En un principio me pareció inadecuado, sería como un intruso en la vida que ellos trataban de recuperar, pero el señor Clark insistió en que las cosas con Brenda no estaban muy bien y que mi presencia les ayudaría, que sabía cómo hacerlo. Creo que está un poco equivocado.   Una vez en el estudio me siento perturbado, en cada paso me es imposible no recordar aquel fatídico día que se repite constante en mi mente. Brenda se mueve con timidez, mira los cuadros de las mujeres cono ojos muy abiertos, pero pasa de cada uno de ellos con sencillez, casi admirada.   Se detiene frente a uno en específico, uno que me revuelve el estómago. Es el de aquella mujer. Se gira de manera abrupta e inclina su rostro a un lado.   "¿Qué vamos  a hacer papá?"   Alexander me mira de reojo y se acerca a un taburete, don empieza a mover recipientes llenos de pintura "Te voy a enseñar a pintar."   La expresión de Brenda en un principio es escéptica, pero al ver la seriedad de su padre sonríe y emocionada corre hacia un lienzo que está en un tambor más grande que ella. Alexander la toma en sus brazos y la lleva a ponerse algo sobre el uniforme, yo por mi parte me acerco a la ventana a observar los autos pasar.   Escucho a Brenda gritar los nombres de los colores, reír y decir un par de cosas a Alexander. Parece feliz.   "¿No pintas?" Al girarme veo que Brenda está llena de pintura, Alexander ha dispuesto un lienzo en el suelo para que pinte sin dificultad. Desconcertado alzo mis ojos al hombre y niego "No sé hacerlo"   Él esboza una sonrisa que me inquieta. Me toma del brazo sin palabras y prepara un lienzo en blanco ante el cual me siento inhibido.   "Pinta algo" Dice.   Después de minutos sin hacer nada, me digo que no debo comportarme como un antipático. Tomo un pincel con pintura morada y lo deslizo en una línea curva pequeña que me parece patética. Suelto un suspiro sintiéndome como un idiota, él es un pintor profesional y seguro se ríe de mí.   Trato de dejar el pincel a un lado pero toma mi mano impidiéndolo. "Vas bien" Siento su calor cerca y me alejo un poco manteniendo la distancia. Conduce mi mano al lienzo y traza una línea que se cruza con la mía, pero es más larga y busca atravesar todo el espacio en blanco.    Asiento, suelta mi mano. "Es fácil"   Evito responder que apenas he pintado un par veces en mi vida. Concentro mi mirada la frente y me fijo en un cuadro que se cola en mi campo de visión "¿Por qué pinta mujeres desnudas?"   Mira por un lado los cuadros con una expresión simple, alza sus hombros "No lo sé. Trato de buscar el significado del amor en ellas" Nota mi expresión desconcertada a lo que añade: "En los cuerpos reside el deseo y quiero pintarlo" Asiento lentamente.   "Algunos pintan sus bajas pasiones" Murmuro. Hace un sonido y posa su atención en mí, a lo que decido continuar "Goya pintaba mujeres desnudas, se dice que la modelo de La maja desnuda era su amante, quién sabe. Renoir también pintaba mujeres, no desnudas, sino en paisajes que combinaban con ellas, se veían hermosas"   Sus ojos me miran con sorpresa, seguro no se esperaba que supiera algo de pintura. Y es normal. Siendo profesor de música estudié algo de historia del arte, y mentiría al decir que no me sentía atraído por ciertas cosas.   "Hablas de las mujeres como si fueran una pasión baja de Reinor y Goya" dice.   Me apresuro a negar. "No es eso. Lo que quiero decir es que todos tenemos un secreto que desvelamos sin darnos cuenta, ellos lo hicieron en la pintura. Lo digo por la amante de Goya,  y Reinor que pintó a su futura esposa en uno de los cuadros que expuso cuando se enamoró. Las pintaban, a ellas."   Me mira con esos negros y profundos. Buscando aligerar la tensión en el ambiente miro el lienzo con dos rayas moradas que se cruzan "Todos tenemos pasiones bajas. Ellos las pintaron, tal vez tú buscas lo mismo con las mujeres, ese es el deseo" Entrecierro los ojos con melancolía. Incluso una persona como yo tiene un secreto que mantener. He caído bajo y cedido a mis pasiones sin vergüenza alguna.   Doy un pincelazo más y noto la mirada interrogante de Alexander. "¿A qué te refieres?" Pregunta.   "Nada" Dejo los objetos a un lado. Me siento agotado y no quiero discutir.   Brenda ríe y se acerca, zanjando así la discusión.   Miro a Alexander de reojo.   ¿Qué tan bajas pueden ser sus pasiones?  
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