Adriana despertó como si hubiera tenido un mal sueño, la joven pelirroja frunce el ceño al recibir directamente en la cara una brillante luz blanca. Cubre sus ojos e intenta incorporarse donde sea que estuviese. Al espabilarse bien, pestañea varias veces adaptándose a su entorno. Cuando estuvo bien despierta, enfoco la mirada en una enorme pared blanquecina. Frunce el la mirada, puesto que no recuerda nada de lo que había pasado. —¿Cómo se siente? —ella escucha a su lado lo que provoca que se sobresalte —. Disculpe, no quería asustarla —le dice un doctor a su lado. —¿Estoy en un hospital? —pregunta confundida, puesto que no recordaba haber ido a ninguno, y viendo a ese doctor al lado de ella la hacía duda de sus pensamientos. —Sí, se ha desmayado en la calle. Una persona bondadosa la h

