Alise los pliegues de la falda y me vi en el espejo, por decimocuarta vez. La falda color rosa pálido con la camisa de botones de encaje blanco y las sandalias de corcho color beige con correas que subían por mis piernas, me hacían ver delicada y elegante, combinando a la perfección con mi cabello en una coleta alta y estilizada y mi rostro definido pero poco maquillado, resaltando la naturalidad que actualmente y con el embarazo mi rostro se veía más relleno y rosado, por lo que me veía, con total humildad, hermosa. -Nat- la puerta de mi habitación se abrió y la cabeza de Trini adornada con su abundante cabello en una dona y su flequillo perfectamente cortado sobre sus gruesos anteojos me miraban con excitación- Ya está todo listo, el auto nos espera. -Sí, gracias. Ya voy- dije con voz

