-Natalia- me reprendió mi madre mientras el cínico se reía como si le hubiese contado un excelente chiste- Esas cosas no han sido demostradas y yo confío en mi esposo. Samuel es bueno -estiró su mano a él y este le beso el dorso haciendo que mi estómago se revolviese- Es un ser humano maravilloso y me encantaría que se llevaran bien ustedes dos. Rasqué mis ojos exasperada teniendo cuidado con la vía en mi mano derecha, empezaba a dolerme la cabeza y aunque sabía que estaba abusando de mi garganta, esta no era una situación de escribir notas. -Mira mamá, te agradezco mucho la preocupación pero como ves, estoy bien. Gracias por haber traído a los niños, pero no era necesario. Realmente lo digo. -¿Me estás echando, Natalia?- preguntó con una mano sobre el corazón -No eres tú, mamá- mire a

