Recibí un fuerte regaño por parte del doctor y esa noche lloré mucho por el dolor en mi garganta, Malor se quedó conmigo cuando Alondra se fue a casa con los niños casi dormidos, nos habían permitido alargar la visita muchísimo más de lo reglamentario y le agradecí mucho al doctor Lameda por eso, claro, después que se acabara su regaño. -¿Qué piensas, cariño?- le conté todo a Malor y él tenía los brazos cruzados en el pecho mientras recargaba la espalda a la silla que se había vuelto su asiento favorito, se dio un baño rápido yendo a su casa mientras Al me acompañaba por un rato. Le dije que no era necesario que se quedara a dormir pero insistió en que así debía ser y pues, sabemos que alguien es muy terco cuando quiere serlo. Mis manos acariciaban suavemente mi vientre sin siquiera darm

