Separó un poco más sus piernas y untando de lubricante el juguete s****l, jugó con la raya de la sumisa, justo como recordaba que le gustaba a ella jugar consigo misma cuando nadie lo notaba, a diferencia de que eran sus dedos los que la tocaban, Ekatelina se sorprendió a sí misma gimiendo de placer mientras sentía el frío pene de juguete deslizarse una y otra vez a lo largo de su coño. Evitó moverse, como sabía, las Dominantes les gustaban que fueran muñecas sin control de su cuerpo, y ahora esa chica era una de ellas, al menos por unas horas. Abrió la boca soltando un grito de placer cuando el juguete entró en ella, aún seguía un poco cerrada, aunque hace unas horas haya sido iniciada y aunque ya fue utilizada por un Amo de nombre Ramón Ponteón, ella se sentía apretada aún, Xandría la p

