Los días circularon rápido, Fiore se mantenía distante, nunca había dormido en una cama tan fría como la que había tenido que compartir con Leonard durante aquella semana. Durante las noches se enrollaba en las sabanas y se alejaba lo más posible del calor del italiano. Era orgullosa, no pensaba hablar con él a modo que se lo pidiera, pensaba que era él quien tenía que disculparse pues era quien había cometido un error, ella no había cometido errores y lo dejaba claro con su actitud.
Leonard maldecía en cada oportunidad, ella apenas le miraba y cuando lo hacía apartaba la vista de inmediato, mantenía su cuerpo dándole la espalda y en ocasiones, durante la noche, cuando se levantaban las sábanas apreciaba ese tentador cuerpo hablándole, llamándole, pero recordaba sus palabras y no le iba a
