Franco dio un trago a su copa recién servida por el barman, Luca a su lado recibía su trago, con una ligera sonrisa miró a su cuñado, había cruzado conversación pocas veces con él, de hecho, era Lucían quien parecía estar más cómodo en su presencia, pero dado que ese hombre era la felicidad de su hermana y se había redimido, tanto Luca como Leonard, habían decidido dar lo mejor de sí para mejorar su relación con él. Había hecho daño a su hermana en el pasado, aunque no se le debía culpar del todo si no a su padre, al final, asesinó a su progenitor para protegerla y eso, eso no había sido algo que se debía dejar pasar.
—¿Qué tal las cosas en Roma?
—De maravilla. ¿Ya te acostumbraste al aire costero de Palermo? No debe ser tarea sencilla cuando toda la vida has vivido en la Toscana.
Luca
