Lucían miraba con el ceño fruncido la mansión, no le agradaba en absoluto el diseño de esa casa, le parecía de mal gusto. Leonard miraba a su hermano hacer un gesto de aberración mientras la miraba, no es que estuviera mal de hecho era muy elegante pero no lograba llenar los altos estándares del italiano. Leisel se acercó a ellos cuando le comunicaron que habían regresado. Se acercó a Leonard y deposito un beso en su mejilla, luego procedió con Lucían dándole un beso en los labios de manera casta. —Fiore, será muy interesante tenerte viviendo aquí—La abrazó—Será bueno que te temples al candor de la casa y de la forma de vida, espero que tardes demasiado en compañía de Leonard. —Muchas gracias, señorita Contti. Leisel negó. —Llámame solo Leisel—Miró a Leonard y no pudo evitar ahogar una

