IV-4

2022 Words

La mujer del gato apartó la cabeza por toda respuesta. —Es muy lamentable, es ciertamente lamentable. Siento mucho que haya tenido usted que… —Bajó bruscamente el tono de voz—. Pero, ¿no irá a decirme que se marchaba ya, Natalia Victorovna? Se ha aburrido de esperar, ¿no es cierto? —En absoluto —protestó la señorita Haldin—. Sólo que llevo ya un buen rato aquí y estoy preocupada por mi madre. —La espera se le ha hecho larga, ¿verdad? Me temo que nuestra amiga —Peter Ivanovitch bajó de pronto la cabeza hacia el hombro derecho y volvió a levantarla—, nuestra valiosa amiga aquí presente no posee el don de abreviar los momentos de espera. Sin duda carece de ese arte, y en tales circunstancias las buenas intenciones no valen para nada. La dame de compagnie dejó caer los brazos y el gato se

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